DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (VI)

 


DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (VI)

Esta será la última entrega de la pequeña serie de tres, en la que intenté mostrar cómo de la seriedad y de la estricta lógica, se puede desprender la fantasía del humor. 
La culmino con una anécdota del Genio Einstein en la que se devela un tanto su competencia para racionalizar la humildad de su Gran vida y la valoración absoluta -no relativa- que él le confiere a sus pequeñas cosas.
Extraje la anécdota de un ensayo de Milan Kundera titulado El telón. Veamos, pues.

Einstein acaba de terminar una clase en la Universidad de Praga (sí, allí enseñó durante un tiempo) y se dispone a salir.
-¡Señor profesor, llévese el paraguas, está lloviendo!
Einstein contempla pensativamente su paraguas en un rincón de la sala y contesta al estudiante:
-Sepa usted, amigo mío, que olvido muchas veces mi paraguas, por eso tengo dos. Uno en casa y el otro en la universidad. Sí, por supuesto, podría llevármelo ahora, ya que, como usted dice muy acertadamente, llueve. Pero en tal caso acabaría por tener en casa dos paraguas y ninguno aquí. -Con estas palabras sale bajo la lluvia.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET


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