PASEOS EN EL REPOSO - 39

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Me referiré al Día de la Mujer, celebrado con mucha difusión mediática el pasado 8/3/21.
Cuando se crea un día relativo a algo (al ambiente, al niño, al maestro, etc) se crea porque se necesita realzarle el valor y la significación social, que por razones provenientes del descuido institucional, de la indiferencia humana y del desgaste propio de las cosas, esos algos se han venido a menos.

De modo que de acuerdo a como un aspecto en especial o una realidad en general vaya decayendo en su intrínsica importancia, surge la tendencia de magnificar con un día internacional o nacional, la importancia perdida. Por ejemplo, si la visión a largo plazo de la idea de retrotraer la significación ausente de algo que ya se diluyó en el tiempo. 

 El "día de la mujer", pues, constituye un mensaje, un significado, el cual debido a que año tras año se celebra, ya ha dejado de ser visible, pero a su vez, cualquiera haya sido su significado original, éste ha sido sepultado por nociones e ideas de cara a presentar a la mujer como alguien sufrido, mancillado, discriminado, y que por consiguiente hay que alentarla a que siga adelante en busca de reindivicaciones y reconocimientos que la gente injusta y hasta cruel, le ha negado hasta ahora. Sin embargo, todo resultaría un tinglado, casi una engañifa, si no se dice que las mujeres aún están en situación de minusvalía debido a que ellas mismas colaboran con mucha efectividad, para que sea así.

Hubo un educador español, Francisco Ferrero Guardia (1859-1909), llamado por sus detractores el "pedagogo maldito", habida cuenta de que le adjudicaba a las mujeres gran parte de la responsabilidad de los males de la vida social. Aducía que primero las mujeres debían emanciparse de sus prejuicios y miedos para después abocarse a cumplir con propiedad y ética a la educación de los descendientes. Así y sólo así, se podría aspirar a un mejor mundo humano.

En una entrevista concedida por la feminista Suzany González a Vladimir Villegas (Globovisión, 23/12/20), arrojó estas luces al resto de sus congéneres: "No hay que buscar igualdad de género sino equidad de género". Pensares como este son los que sirven para orientar al Ser más importante junto con el Varón, de cara a que identifique cuál es su verdadera problemática dentro de una civilización signada por personas que reflejan en sus papeles de adultas y adultos, que no fueron preparados en sus inicios en la vida, para rechazar los vicios conductuales que hacen de este mundo un espacio idóneo para la reproducción del Mal, se sepa o no se sepa.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 



PASEOS EN EL REPOSO - 38

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PASEOS EN EL REPOSO - 38


Si seguimos a Federico Nietzsche en su idea acerca de lo que es pertenecer a la infancia ("El que vive como los niños… no cree que sus actos tengan una significación final...". Obra Aurora escrita entre 1879-1881), el concepto se hace de una amplitud tal que en él (en el concepto) caben una cantidad de personas, grupos e instituciones, sin olvidar a países enteros, las cuales y los cuales, de alguna manera u otra, se les puede ubicar dentro de la conceptualización en cuestión, o sea, la infancia.

Bajo esa referencia, la infancia o si se prefiere, la infantilidad o el infantilismo, no es un fenómeno que tiene que ver con un período de tiempo determinado, sino más bien con el umbral de la inconciencia o con la ignorancia orgánica, de no prever las consecuencias que todo pensamiento, que toda palabra y que todo proceder, genera inevitablemente.

Como el infantilismo (el no tomar en cuenta las significaciones finales de lo que se hace) no tiene implicaciones cronológicas necesariamente, pareciera que son las personas, las instituciones y los países de "mayor edad" en la tierra, los que más acusan el fenómeno.

Fíjese usted en esto que hoy le acontece a Venezuela, que en estricto sentido del término, es un país en estado de gestación, por lo que aún le falta demasiado para ser un país en forma, hecho y derecho. Y como se está gestando, los sectores políticos (oficialistas y opositores) se dan la bomba de poner en la palestra de la contienda política, no sus capacidades racionales sino el infinito de sus pasiones y reconcomios en la infantilidad de creer que comportándose más agresivos van a dominar o aplastar al adversario. Así las cosas, cada sector se aleja del otro por medio del paralelismo (dos presidentes, dos asambleas, nos fiscalías...). Como dije, ellos actúan de esa manera por dirigir un país en gestación, que al no contar con ninguna musculatura institucional, les obsequia el libertinaje de clausurar cualquier posibilidad de pacificar sus recios estados anímicos. Es su privilegio. 

No obstante a esa inmadurez, ambos sectores en disputa (de no se sabe qué con exactitud) buscan apoyo internacional, y en vez de que los países con más tiempo histórico en el planeta los obliguen a que se entiendan entre sí para poder hacer operaciones e intercambios con ellos, más bien toman partido, y terminan favoreciendo unos (USA, U.E., Reino Unido...) a los opositores, y otros (los turcos, los chinos, los persas y los rusos) a los oficialistas. Y todo esto se da -y se seguirá dando (hoy en Venezuela y mañana en otros territorios)- en virtud de que los que participan haciendo posible este desaliñado acontecer, no están en la mínima opción de medir el "significado final" de sus frívolas acciones.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET