PASEOS EN EL REPOSO - 27
En un humano mundo donde ya no hay Alma la única economía que pude haber es la economía política del cuerpo.
El cuerpo debe tener algún valor para los espacios del Espíritu que Jesús El Cristo, pudiendo retornar a la localía espiritual donde pertenece sólo Lo invisible, optó, quizá para suministrarnos un mensaje, por elevarse hasta ese sitio en concreto, yéndose en Alma y en Cuerpo.
El Cuerpo, no lo dejemos de tener presente, es el verdadero Templo de Dios porque Lo porta. Así que si aceptas a Dios no lo profanes profanándole al Portador.
El cuerpo acepta varias lecturas sobre él. Se le puede leer desde la mirada semiótica. Bajo ese tenor hay tres tipos de cuerpo:
-El cuerpo fisiológico (el de las funciones orgánicas);
-El cuerpo psicológico (el que se le manifiesta a la mente. Por ejemplo, dándonos sensaciones de bienestar o de malestar. El hipocondríaco es una víctima desolada de las señales negativas imaginarias de este tipo de cuerpo); y
-El cuerpo simbólico (el que a través de la demagogia de sus partes (piel, cabellos, voz, color de ojos, labios, estatura, configuración, etc, logra producirle mensajes eróticos a los enamorados o a los patologizados por anomalías psíquicas respecto a lo corporal).
Se hace pertinente agregar relativo a los tres cuerpos, que el problema-base entre los amantes consiste en que no se dan por enterados que el cuerpo que les inspira amor es el cuerpo simbólico del amado o de la amada. Y de a poco van perdiendo el sentimiento amoroso porque el cuerpo fisiológico del ser que se ama, debido a la cotidianidad compartida, va desplazando al cuerpo simbólico, hasta reducirlo a cero. Es tanto así, que muchos amantes debido al desplazamiento roedor, cuando ven el cuerpo que amaron tanto, lo ven con una indiferencia parecida a la indiferencia con que se ve, por decir algo, a la gente caminando en la calle.
La filosofía y el psicoanálisis -no son los únicos- se interesan por el fenómeno de la alteridad. O sea, la relaciones de los unos con los otros en la perspectiva de apreciarnos no como seres unidos por hilos existenciales vitales, sino como seres separados unos de otros por límites inzanjables, constituyendo la persona que no es parte de uno (el extranjero, el fuera del hogar, el militante político distinto, etc.) el rango del Otro. Al fenómeno de la alteridad también se le nombra Otredad.
Sin embargo, si en realidad hay "un otro" este es el cuerpo mismo de uno, el cual por razones de vejez o de salud, se convierte en ese otro indomable que constantemente nos mortifica, al extremo de que mucha gente permite, para recobrar la paz existenciaria mínima, que sea amputado. Ya amputado, la persona se contenta con la parte del cuerpo que no se comporta como enemigo irreconciliable. Dentro de esta línea, hay quienes por no identificar que es lo que odian de sí en su cuerpo, lo matan por completo, bien lanzándose o lanzando el cuerpo desde un azotea alta, bien atragantándose porciones de algún veneno de efectividad garantizada, o bien intercambiando la vida por una bala en una de la sienes.
Demasiada importancia tiene la vida del Hombre (varón/varona) que la ciencia, partiendo de que el cuerpo llega a comportarse como atroz enemigo de su dueño o de su conductor, pretende a través de las disciplinas que les compete, realizar, no los trasplantes de órganos buenos a cuerpos enfermos por el deterioro físico de sus órganos, como se ha venido haciendo hasta ahora, sino que se hacen preparativos neuro-éticos teóricos para el trasplante del cerebro de un cuerpo dañado a otro en buen estado. Bajo esa mirada, el cirujano robótico doctor Bruce Mathew de la Universidad Hull de Inglaterra, calcula que en el período de 10 años, partiendo desde el 2020, se podrán efectuar tales trasplantes. Inclusive hay un voluntario en Rusia, Valery Spiridonov, quien hastiado de sus sufrires corporales, aspira a que le trasplanten el cerebro, en donde está residenciado, se supone, su Ser-Hombre, a un cuerpo mejor. Por lo pronto, se ensaya desde 2017 con cerebros trasplantados de ratoncitos a ratoncitos.
Despido esta entrega citándole al sociólogo francés Jean Baudrillard, muy ducho en este tema. Por ejemplo, anuncia el fracaso de las normas médicas convencionales ante el oprobioso triunfo del cuerpo enfermo, dándonos esta idea:
• "La medicina clásica ya no puede hacer nada contra la patología actual del cuerpo, que afecta al cuerpo no como forma, sino como fórmula". Obra Pantalla total.
• En La ilusión del fin Baudrillard es muy franco con sus palabras, probablemente la franqueza consiste en que nos dejemos de creencias metafísicas: "Lo peor no es que estemos desbordados por los residuos de la concentración industrial y urbana, sino que nos encontremos nosotros mismos transformados en residuos".
• Por último, dado al avance de la informatología, la robótica, la inteligencia artificial y entre otras disciplinas, las neurociencias, el sociólogo enfatiza en La transparencia del mal: "...el destino del cuerpo es volverse prótesis...". Quizá por eso en esa misma obra nos da esta (definitiva) opción: "...lo mejor sigue siendo no valer nada...".
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET