BREVE INVITACIÓN A LA DESVERGÜENZA
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BREVE INVITACIÓN A LA DESVERGÜENZA
No os olvidéis que el pudor no es protección contra los ojos del impuro.
Y, cuando el impuro no exista más ¿qué será el pudor sino los grillos y la impureza de la mente".
KHALIL GIBRAN (EL PROFETA)
La vergüenza es una emoción secundaria. Esto significa que para que alguien la experiencie requiere en algún grado importante, haber accedido a la dimensión de los valores, dimensión donde reside la esencialidad de Lo humano. O sea, somos humanos cuando le conferimos valoración, en positivo o en negativo, al pensamiento, a lo hablado y a lo realizado. En este tenor, Eva y Adán no eran humanos en sus inicios divinos. Una vez salidos de la divinidad prístina, notan que estaban desnudos, y en la valoración se avergüenzan de sus partes corporales pudorosas. Una vez avergonzados de sí mismos, ya no merecían permanecer en el divino paraíso en que vivían, y de ahí fueron despedidos al mundo de afuera... Al mundo de los avergonzamientos y de los pudores.
De manera tal, que cuando sentimos vergüenza por lo que hacemos, por nuestros vestidos, por nuestro color de piel o por nuestro ser todo, representa el indicio inequívoco de que hemos caído en el abismo de las opiniones de los demás, sobre lo que somos.
Montado en esta cresta, el filósofo Jean Paul Sartre en su libro El ser y la nada, nos regala esta revelación cognitiva:
"LA VERGÜENZA ES... RECONOCIMIENTO. RECONOZCO QUE SOY COMO OTRO ME VE".
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET