ES POSIBLE SER POBRE (II)

ES POSIBLE SER POBRE (II)

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ES POSIBLE SER POBRE (II)

La ganancia social compensa la perdida de utilidad que puedan sufrir algunas personas.
PAULETTE DIETERLEN. 
La pobreza: un estudio filosófico.

I
Pretendo con este tipo de entrega, no es desenvolver un contenido económico, aunque éste se hace inevitable. Pretendo hacer notar como desde lo económico-productivo, que representa la máxima realidad lógico-técnica extraída de las prácticas y hechos humanos, se generan esas manifestaciones personales y sociales, que en términos de colocación son puestos en los amplios márgenes del "realismo magico" (o "realidad maravillosa"), con el cual se hace literatura y cinematografía ficcional, para el esparcimiento de las personas gustantes de ese estilo.

II
En la primera entrega de este tipo de contenido, traté de hacer notar que técnicamente hay mucha gente, que pese a la miserabilidad de su existencia, no califica para ser considerada "en la pobreza extrema", pues sus ingresos diarios ni siquiera llegan a un dólar, en consecuencia, al no calificar en el rango de la pobredumbre extrema, técnicamente prevista por organismos multilaterales, entonces tales existencias gravitan en el renglón de la sub-pobreza. Esa modalidad de realidad, no registrable técnicamente, pasa a constituir sub-realidades impregnadas de maravillismos vitales, no susceptibles a ser decodificados con las categorías de las ciencias sociales convencionales, sino más bien por discursos expertos en fabulaciones, extensas e intensas, ya que tal gente sub-pobre alcanza a normalizarse dentro de esquemas conductuales integrativos, más o menos iguales a los esquemas de la gente conceptualmente pobre o de la gente conceptualmente rica, dentro de la convencionalidad de cosas dadas.

III
Lea, por favor, la idea del historiador alemán Paul Koch, sobre la persona típica de estos días en curso:
"El hombre contemporáneo no es en general consciente de que vive en un mundo ambiguo y fantástico que nada tiene que ver con la realidad". 
Ese hombre contemporáneo pudiera ser una persona infra-viviente en las más ásperas condiciones de pobreza, o en su defecto, pudiera ser una persona disfrutante del más hiperbólico consumo de bienes y servicios, ofertados por la orgiástica economía de las ociosidades, da igual en eso del alejamiento casi absoluto de alguna posible realidad. Ambas condiciones, la de la abundancia o la de la escasez, dan pie para caer en fabulaciones existenciarias, o dan pie, ya que no hace falta, para no salir jamás de ellas (de las fabulaciones), luego de haberse introducido en sus respectivas laberínticas, 
El historiador citado al decirnos que el habitante contemporáneo no está consciente de la ambigüedad y la fantasticidad del entorno que pisa, es porque para percibir, para captar, una metafísica en la ordinariez de la vida entre humanos, de algún absurdo en los quehaceres normales, de ciertos oximorones ocultos en las expectativas de los organismos soñantes, de los realismos mágico, pues, en los que habitualmente envolvemos nuestras conductas, al interno o al externo de nosotros, requerimos de las referencias científicas o técnicas, o ambas a la vez, con la que podamos objetivarnos. Al no contar la persona con la fuerza dimanada de las realidades materiales, entonces, sin opción alguna, será por la magia de la fábula propia de las psiquis subjetivadas, en un reo sempiterno de la irrealidad, sin importar si es esa persona, rica o ultra-millonaria, o si es pobre o sub-pobre.

IV
Fíjese usted en estos dos maravillismos, cuya percatación deriva de cierto conocimiento técnico. Este maravillismo pudiera ocurrir en cualquier latitud en donde habite gente en estado de pobretería excesiva, e incluso, de mediana pobreza. Se trata del agua. De su desconocimiento. Es más, del propio consumo del líquido. Hay quienes vienen a este mundo en la forma de personas, y que por mucho que extiendan la supervivencia terrestre, jamás verán el agua, y si la viesen en un dispensador, en alguna escena publicitaria, en un filme donde los personajes injieren el preciado líquido, etcétera, no tendrían la oportunidad de consumirla, dada la pobreza en que sub-viven. Lo que sí conocen y consumen, es un liquido salido de las tuberías, muy apartado del concepto científico de agua, el cual exige que para que un líquido sea llamado tal, debe reunir tres características: inodoro, insaboro e incoloro. Cuando alguien de la sub-vida o de la infra-vida, dice: "El agua está saliendo sucia", o "El agua tiene el color de café con leche", simplemente, en la magicidad en que se desenvuelve, extiende el concepto de agua a ese fluido que le llega en mal estado.

V
El segundo maravillismo se perpetra en el área de las producciones y productividades económico-materiales. Y será explicitado con la situación laboral de los trabajadores de ese reino de la ilusoriedad (ilusoriedad que nos hace unos ilusos irremediables) llamado Venezuela, siendo Venezuela, ¡claro!, no un caso único.
Bastante es sabido que las remuneraciones salariales de la Fuerza de Trabajo venezolana son muy bajas. Son tan bajas que el suelo de la realidad les queda altísimo. Hay quienes suponen, sin exagerar en la suposición, que estas remuneraciones están en el orden de Lo simbólico, orden mediador entre Lo real y Lo imaginario (Jean Braudillard). Sin embargo, la visualización técnica hecha por el presidente de Conindustria Luigi Pisella en el programa de Globovisión Primera Página (3/8/22), destroza de un zarpazo verbal cualquier entelequia figurativa que los trabajadores posean de sus cloróticas remuneraciones. Afirma el gremialista industrial que los salarios de nuestros obreros (que no exceden promedialmente de acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas para el mes de julio los 107,4 dólares mensuales, poco monto para acceder a una Cesta Alimentaria de 430 dólares mensuales de acuerdo a CEDICE), si se toma en cuenta lo que le generan al P.I.B. nacional en las escalas de producción y productividad, son altísimos. Quizás son los salarios más elevados de este planeta, si nos atenemos a la paupérrima cantidad y calidad de lo producido. ¡¡Más maravilla, es imposible!!

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

DA RISA PERO SIN GANAS DE REIRSE III

DA RISA PERO SIN GANAS DE REIRSE III

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DA RISA PERO SIN GANAS DE REIRSE III 


* Lo más fácil para modificar aparte del pasado, es el futuro.


* Postulado de Boling [citado en la Ley de Murphy]:
Si usted se siente muy bien, no se preocupe. Ya se le pasará.


* Cuando estamos extremadamente mal, no es de extrañar que sintamos que estamos de lo mejor.


* La civilización de los Mayas durante dos mil años, según las estimaciones, desarrolló formas culturales aborígenes sin parangón. No obstante historiadores tipo Franz Berman, le hallan a los mayas profundas discontinuidades conductuales. Dice Berman que pese a que desarrollaron visualizaciones acerca del tiempo por venir, que pese a que inventaron un sistema de matemáticas para contar por millones hacia atrás y hacia delante, consiguiendo elaborar un calendario más exacto que el calendario romano, pese a eso, "ignoraban como pesar un saco de maíz".


* El relato que le haré termina con una frase de intención imploratoria. Como no me pertenece se la escribo entre comillas. Pertenece a una publicación denominada ¡Claro! Está en su página 4, llamada Rosita, localizada en el tiempo del mes de agosto del año 2010. Quien la hace suministra su correo, por medio del cual, le solicité más datos. Ojalá aún esté en circulación por alguna de las tantas vías que hay. Gracias a la contundencia de la frase, me atreví a deconstruirle el sentido, y aquí le expongo el relato:


Luego de mucho sentirlo y pensarlo, un caballero decide abandonar una buena mañana, el hogar. Su compañera, a pesar de que sus ojos estaban somnolientos por no haber dormido nada en la noche, se puso a observar lo que su compañero sentimental hacía. Al caer en cuenta que lo que él hacía era recoger sus cosas e ir arreglándolas en maletas y bolsos, comienza a gemir primero y gritar y llorar después. Iba detrás de quien estaba a punto de irse, rogándole de que no se fuera. Incluso, recordándole los momentos en que fueron felices. Pero el caballero, guiado por el impulso de lo definitivo, ni siquiera se molestaba en mirarla, sólo se concentraba en no llevarse algo que no fuera suyo, o dejar algo en casa que sí lo fuese.
Cuando todo lo tenía listo, se dirigió a la puerta, y atravesando el espacio del recibo, notó que la mujer le agarraba las piernas del pantalón y los zapatos, en la ilusión de impedirle que saliera. Mientras apresuraba el paso, ella se escurrió hasta el piso, de donde hacía los inútiles intentos de sujetarlo.
Ya afuera, y dirigiéndose al taxi que había anticipadamente llamado, pudo oír lo que la mujer, en un último intento por impedirle la partida, gritó desde la puerta:
"POR FAVOR, NO ME DEJES A SOLAS CONMIGO".


Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

EL REINICIAR ETERNO

EL REINICIAR ETERNO

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EL REINICIAR ETERNO

 (o como la comunicó Nietzsche: El eterno retorno a lo mismo).


"Siempre que queremos comenzar algo distinto, 
terminamos haciendo lo mismo".
Richard 
(personaje del filme La Playa, 
interpretado por Leonardo di Caprio).


1.-
Es cuestión de fijarnos en la pirámide social de cualquier república del globo terráqueo, para enterarnos de cómo están colocados los seres humanos en las pirámides, independientemente del tiempo histórico en que se les quiera ubicar. Arriba, en la pequeña cúspide de la figura piramidal, verá la pequeña proporción de humanos que viven bien y otros, ya en la puntica final, los que viven muy bien, o demasiado bien, ajenos al "horror económico" (Expresión de Vivíane Forrester para titular su macabro y necesario libro), y abajo, en la amplia base piramidal, estará la gente que por tener que "ganarse el pan", el "horror económico" se le convierte en el aire atmosférico que a diario, como auténticos presidiarios, debe respirar. Ahí en la amplia base de la pirámide, unos "viven" mal y otros, "viven" muy mal, demasiado mal. Esto lo han sabido todos los líderes salvacionistas (radicales, reformistas, etc.) que a lo largo del despliegue histórico de los descontentos humanos, han aparecido y desaparecido, unos, implantado revoluciones y otros, aprovechándose de esas revoluciones.


2.-
Citaré una frase connotada y sobresaliente en el destino de las construcciones fraseológicas que tenemos a la mano. La frase que sintetiza en su contenido la incoherencia que resultó la experiencia de vivir socialmente, no fue hecha por un hambriento resentido por el "horror económico" que con su horripilancia la embotó el pensamiento. No, la frase deriva del cerebro de un escritor que su existencia social es propia de la nobleza acomodada en Italia. Me refiero a Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957), el cual en su obra El gatopardo, publicada lueguito de su muerte y llevada al cine en 1963, la elaboró. Es esta, quizá usted la conoce:
"Es necesario que todo cambie para que todo siga igual".


3.-
Desde luego, la frase, la idea legada para la posteridad por el noble italiano no debe servir para desanimar a nadie. Sólo puede servirnos para comprender el proceder de las personas en eso de llevar a la palestra de las acciones humanas, "proyectos revolucionarios" sustentados en la tesis de la "igualdad de todos los hombres ante las leyes y el poder". Como en términos prácticos eso se diluirá en la metamorfosis de los sueños colectivos, los hombres que se erigen líderes de esos proyectos deberán tener una ventaja ideológica sobre sus liderados. Mientras que estos creerán que la revolución en que militan se llevará algún día. "más temprano que tarde", el que los lidera sabe -o intuye- que las revoluciones no son posibles. Tantos ejemplos en la historia de la indestructibilidad de la pirámide social, no permiten ilusión alguna.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET