LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD (III)

LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD (III)

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LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD (III)

● Hay dos tipos de esclavos. 
El esclavo por convencionalidad producto de las deudas o por botín de guerras, y el esclavo natural, que es aquel que no es capaz de dirigir su propia vida.
Idea inspirada de la lectura Sobre la esclavitud, escrita por Aristóteles.

● "Descubre la esclavitud más denigrante: ser esclavo de uno mismo. Errar en decisiones y depender de otros nos convierte en prisioneros de nuestra propia vida".
ALBERT BARRA, Directivo hotelero.

A

Desde luego, este Escrito no va dirigido a quienes experiencian en sus vidas alguna dependencia personal, pues no es menester que esta tipología de personas dependientes lean (u oigan) algo referido a su condición de dependientes, al menos que aquella persona de la que dependen, les inste a leer (u oír). Siendo así, útil son las palabras de Aristóteles cuando expone que los esclavos aunque entiendan razones, no se apropian de la Razón. Apropiarse de la Razon conduce, en condiciones más transcendentes, a enfrentarse uno a un mundo donde ser Libre constituye el reto fundante en la épica de hacerse Hombre (versión femenina o versión masculina), entendiendo Hombre como uno de los conceptos adversos, negatorios, de dependencia o de esclavitud.

En la edad antigua, signada por el régimen socio-económico del esclavismo, muchos guerreros derrotados en las batallas, optaban por la muerte antes de pasar a convertirse en esclavos de los vencedores. Para esos guerreros ser Hombre era un impedimento para pasar a la categoría de esclavos, de depender de la voluntad de otro humano. Hoy día se opta por ser dependiente de otro por el miedo que implica vivir en libertad (ojalá se contacte con el libro de Erich Fromm, Miedo a la libertad).

Al no querer alguien, por imposibilitismos mentales o por taras congénitas, acceder a la esfera de las responsabilidades humanas, donde la responsabilidad individual suprime la posibilidad de disculparse uno culpando a los demás, entonces no queda sino la obertura de entregarle sumisamente la voluntad a otra voluntad que hará el papel de decisora.

B

No quisiera terminar por ahora el tema de la dependencia personal, sin aportarle dos tipificaciones del fenómeno.
Si usted se ha ocupado con una seria preocupacion de su autonomía en tanto persona inserta en un marco social altamente exigente y competitivo, en el que la confianza, la credibilidad y, sobre todo, el respeto hacia uno hay que ganárselos, por la sencilla condición de que nadie en el marco de las exigencias y competitividades los regala, corre el riesgo de que haya la propensión en usted de colaborar con otras personas para que alcancen su propia autonomía. Si es así, déjeme decirle, y ojalá (me) disculpe la intromisión, de que hay la probabilidad de que uno de los seres humanos conocidos suyos sí tenga la impulsividad genuina y excepcional de jubilarse del mundo de los dependientes (emocionales, pasionales, sentimentales, intelectuales...), pero la mayoría de ellos, como una inmensa mayoría de almas terrestres, lo que demandan es conseguirse al Hombre (no importa sí es mujer o varón) que les resuelva, aunque sea mínimamente la traba psíquica representada por la indecisión estructural, consecuencia ésta de sus incompletudes, dudas y miedos, que por no poderlos hacerle frente y vencerlos en la relatividad de los márgenes reales, han arrastrado durante toda la vida. Todo este peso insoportable de a poco convirtió a la mayoría de almas terrestres en esclavas de sí mismas, requisito inobviable para acceder a otra alma bajo la necesidad de que las direccionen y las gobiernen.

C

Voy con la primera tipificación.

EL DEPENDIENTE PASIVO:

Esta clase de dependiente ha hecho de lo irresoluto su manera de comportarse y de presentarse ante los demás. Sigue sin chistar las indicaciones dadas por el que funge ser su tutor o rector (papá, mamá, hermano, pareja sentimental, amigo...). Por la fuerza irresoluta que gobierna al alma dependiente, de ordinario no realiza correctamente lo ordenado. Mas las fallas cometidas no van al otro, el que lo gobierna. En la pretensión de hundirse con mayor profundidad en la dependencia, el dependiente pasivo se culpa a sí mismo, incrementando su autodesprecio, al punto de desear, y a veces lo solicita abiertamente, que se le impongan castigos. Conocí el caso que el espécimen de dependencia pasiva, una bella chica ella, le rogaba a su novio de que la sobara (la golpeara físicamente). Como éste por respeto a la dignidad universal a lo humano, no la complacía, animalmente terminó por dejarlo y buscarse otro rector o tutor que sí la golpeara. En términos precisatorios, el dependiente pasivo es el dócil clásico. Son vistos en calidad de borregos.

EL DEPENDIENTE AGRESIVO:

Este dependiente es igual o peor que el otro. Depende del otro totalmente. El otro le administra el dinero, le señala la ropa y los zapatos a usar, sólo ve películas que el tutor ve, jamás trata a nadie si el otro no le da el visto bueno. Prácticamente ser dependiente de otro le ahorra el esfuerzo de resolver algo. Esto naturalmente no le otorga garantías de que lo que teledirigido hace, lo haga bien, sólo que si le resultan mal las cosas, no se culpa a sí, sino que el peso de la responsabilidad corre por la cuenta de aquel que conduce su amarga existencia. Buscando cobrarle el error no le habla por días o semanas. Por días o por semanas se le pierde, y perdido (o perdida) hace travesuras que acumulándose le destruyen la escasa vitalidad de perpetrar acciones por sí mismo, y esto le incrementa la necesidad de esclavizarse de nuevo, bien con el tutor de siempre, bien con un nuevo y esperanzador tutor.

Huelga decir que ambas dependencias son horrendas.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD (II)

LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD (II)

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LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD (II)

"...la satisfacción que se espera de las relaciones, precisamente porque no han resultado plenas... el precio de la satisfacción que producen suele considerarse excesivo...".
ZIGMUNT BAUMAN

Lo incierto, lo dudoso, lo inestable, constituyen elaboraciones materiales e ideáticas movedizas en la vida pesada de las gentes, cuyas gravedades hacen que los participantes de las distintas interacciones humanas, concurran a ellas bajo el signo de la vacilación, y no es para menos, porque ninguna de las interacciones humanas (comerciales, matrimoniales, académicas, deportivas, proselitistas...) se da fuera de los marcos de las expectaciones y de las ansiedades, propias de la inseguridad, o si se prefiere, propias de que nada en la humana vida es seguro. En otras palabras, desenvolverse en el mundo hecho por los hombres (mujeres y varones), exige una preparación semejante y ¿por qué no?, superior, a la preparación detentada por los depredadores y sus hipotéticas víctimas en las junglas, los ríos y sabanas, cuando salen a exponer sus organismos todos los días, al acto final de la devoración.

Y al haber en el conjunto de la gente, una infinidad de personas que por causas genéticas y caracteriales, no cuentan con el stock de habilidades y de competencias mínimas indispensables, para un enfrentamiento más o menos exitoso en el hábitat denso e inseguro del mundo en el cual discurren sus existencias sociales, se ven en la obligación, por un lado, de reconocerse en gran forma y grado (muy) dependientes, y por otro lado, generar y pulir la visión que le permita identificar a ese individuo (mujer o varón) que le ha de servir de apoyo, y del cual, le guste o no, inexorablemente dependerá. Esto se cumple en el mejor de los casos, debido a que hay una concienciación que permite el autoreconocimiento de la carencia y de una percepción inteligente de captar el posible candidato ayudador dentro del entorno. Pero cuando no es así, las personas ineptas en sus desempeños particulares, conducen sus vidas a los abismos psíquicos, que como ya sabemos, se diferencian de los abismos físicos porque éstos tienen fondo, y los psíquicos no. En los abismos psíquicos, llamados bohemiamente "huecos del alma", jamás los sujetos que caen, consiguen un piso donde caer (o estrellarse). Es más, los sujetos cayentes, víctimas de las incertidumbres, tanto duran cayendo que por razones inexplicables, terminan por perder la noción o la sensación de que caen. O sea, naturalizan la anormal caída bajo el rigor del infinito no sentido.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD

LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD

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LA DEPENDENCIA PERSONAL Y SU GRATUIDAD

"Cuando muere la dependencia emocional nace la libertad". 
KATHARTIKO

A

La autonomía de la persona constituye un tópico en el seno de las vidas humanas muy atrincado, pues se puede hallar en grados aceptables en un orden de la vida pero en otras, la autonomía, como no se busca o no se valoriza en su plenitud por causas de enrevesamientos psicológicos y existenciarios, pudiera darle paso, más bien, a realidades humanas contrarias a la autonomía, como por ejemplo, a servidumbres, a esclavismos (de nuevo cuño), o a dependencias simbióticas de alta calibración.

B

Siendo la Dependencia el rasgo compartido por un esclavo o un siervo (también hay rasgos diferenciantes entre uno y otro), marca una extrema utilidad para quienes no están atrapados en alguna hermética y oprimente relación de Dependencia de algún tipo, que los casos de esclavitud y de servidumbres, aunque históricamente pertenecen a tiempos del pasado, todavía se dan, pero ya no, desde luego, en las mismas formas históricas, sino que al ser neo-esclavos y neo-siervos, por llamarlos de alguna manera, el fenómeno de la Dependencia que es el que los ensambla y los hermana, surge con la misma intensidad que en sus formas previas, logrando que los que padezcan la Dependencia de alguien hacia sus personas, al igual que quienes sean dependientes, daños existenciales, a menudo irreparables.

C

En el marco de la primera modernidad y del capitalismo industrial, donde cada quien conocía lo que le iba a ocurrir en su particular biografía, habida cuenta de que la economía, las profesiones, los oficios generaban status y roles muy bien definidos y muy bien mantenidos en el el despliegue general de la sociedad y el despliegue individual de los miembros de la sociedad, la personalidad dependiente no presentaba mayores inconvenientes, porque la familia, para poner algún ejemplo, con ese hijo poco decididor de sus cosas, o el círculo social, para nombrar otro ejemplo, con esos integrantes irresolutos, tenían esquemas de comprensión que "naturalizaban" o "normalizaban", los temores y miedos de tales tipos de personajes. Y a este tipo de personajes medrosos y pacatos, siempre tenían a alguien (padre, madre, amistad, etc.) que se ocupaba con gentileza comprensiva, de suministrarles consejos, advertencias y moralejas, con los que se sentían acompañados, agradeciendole con todo el cariño, haberlos tomado en cuenta. Tales atenciones contribuían para hacerlos más dependientes con la debida sumisión implícita.

D

Habiendo consumido tanto tiempo la primera modernidad como el capitalismo industrial, desde los últimos años del siglo XX y todo lo que ha transcurrido de este siglo XXI, estas referencias descriptivas le han dado paso a nuevas referencias, tales como el capitalismo post-industrial y a la post-modernidad.

Pensadores conspiscuos de la talla de Milan Kundera y de Zygmunt Bauman, buscando el modo de hacernos ver que el tiempo histórico no pasa en vano, uno, kundera, toca la distinción de la vida pesada de antes y la vida leve de ahora. El otro, Bauman, prefiere, inspirándose, supongo yo, en la expresión de Engels-Marx, "Todo lo sólido se desvanece en el aire", le abre a sus lectores la idea de que pasamos, sin vuelta atrás, del capitalismo pesado y la modernidad sólida al capitalismo liviano y a la "modernidad líquida".

Con estas macro-transformaciones societales, la minúscula existencia de la gente de naturaleza psíquica dependiente, se les ha agrandado el infortunio de sus vidas, ya que la peculiaridad de lo Posmo, consiste precisamente en no brindarle a nadie ni a nada (ni en lo económico, ni en lo político, ni en lo profesional, ni en lo cultural, etc.) algo que no sea dudas e incertezas. O sea, en la era de las incertidumbres vitales, el dependiente, el que no puede optar a nada por sí mismo, el que no tiene ya nadie que le ayude a balancearse en el globito de aire que hace que flote en un todo vaciado de realidades concretas, porque todo se (le) presenta licuado, fluyente y sin dirección prefijada, hará de su experiencia de existir, una desventura de la cual no tiene escapatoria posible.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

EL LUJO ÍNFIMO

EL LUJO ÍNFIMO

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EL LUJO ÍNFIMO 

"¿Resulta razonable definir el lujo? ¡Evidentemente que no! 
Y el motivo es que el lujo no tiene nada que ver con la razón". 
GILLES LIPOVETSKY/ELYETTE ROUX


A

En la pretensión de diferenciar al Hombre (versión femenina/versión masculina), el constructo zoon politikon (usado en la antigüedad filosófica griega y discurrido por Aristóteles) es muy útil porque suministra la idea de que aunque siendo animal, el Hombre puede pactar con los opuestos. Este rasgo resulta básico en la constitución almática del Hombre, pero cuando aparte de pactar, de llegar al acuerdo, con los sujetos considerados opuestos, también se plantea amarlos ("Ama a tus enemigos" exige la Palabra Crística), entonces, buscándolo o no buscándolo, con esa propensión, el Hombre se inicia en el terreno de los lujos, pues en grande manera "Amar al opuesto", se distancia de lo sustancialmente elemental.

B

"Amar al opuesto" obliga hacerse un concreto de pensamiento guiador, concerniente a qué debemos entender por "El opuesto", o si se quiere, por "El enemigo". El opuesto o el enemigo, será aquella persona verticalmente contraria a nosotros, con capacidad efectiva de hacernos daño. Daño en el grado de devastarnos en nuestros profundos adentros psíquicos y esprituales. Este tipo de daño proviene, haciéndose real, sólo en tanto no se espere de aquella o aquel que lo perpetró contra nosotros. Por ejemplo, nadie de los deportados de USA por las medidas (en aplicación) de Donald Trump puede estar moralmente aniquilado, debido a que las medidas eran esperadas si ganaba él las elecciones presidenciales. Más bien las medidas son digeridas por los afectados como "normales", pues las pone en ejecución una persona que carece de afectividad por la gente que, según sus apreciaciones, le toca ser expulsada de USA. En el orden del sufrir, duele, no las medidas contra los emigrantes, duele o daña más, haber emigrado de los respectivos países por estricta obligación, puesto que al emigrar se trastocó, entre otras cosas, la historia de querencias constituidas durante toda una vida en el territorio de origen dejado atrás. En el caso específico venezolano, los "diasporantes" huyen del territorio pese a que el Oficialismo y los Opositores "los aman". Y por ser "amados" tanto por unos gobernantes como por unos opositores, se alejan de Venezuela con un horrible dolor moral a cuestas. Algunos de estos migrantes quizá se acuerden, si es que alguna vez la oyeron, de la letra de esa canción compuesta por "El Jibarito" puertorriqueño Rafael Hernández Marín: "¡Ay amor, no me quieras tanto". Dicho todo esto de un trastazo: El contrario de los emigrantes no es Donald Trump. Los contrarios dañinos son los políticos paisanos que en sus respectivos territorios no han podido inteligentemente instalar un Sistema de producciones y unas modalidades de vivir relativamente decentes para la totalidad del componente humano.

C

Si las ideas de "El opuesto" o de "El enemigo" se localizan en campo de lo ambiguo, el Amor como idea, como referencia a significar, también (nos) está localizada en la ambigüedad. Amar a alguien o a algo, no siempre le ofrece a los amadores claridad de lo que están haciendo.

Buscando aportes sobre qué es eso "llamado amor", uno se consigue con una diversidad de conjeturas. Veamos.

De la filosofía se le abona a Platón esto: "Amar es amarse a uno mismo a través de otro". En la novela filosófica La Náusea, J. P. Sartre nos dice: "Amar a alguien es parte del plan de amarse a uno mismo". El filósofo psicoanalista J. Lacan no se queda muy lejos conjeturando el punto. Aporta esto: "Amar es dar lo que no se tiene a quien no se debe". En el plano del arte, el filme Loco y estúpido amor, protagonizado por Steve Carell, nos coloca la visualización de que para que los seres humanos se amen no hace falta sentimiento sino altos niveles de estupidez. Incluso, en otro filme de Carell, hay un personaje que afirma que "El amor no es un sentimiento sino una capacidad". En tal línea podemos inferir que hay gente con esa capacidad y hay otra gente incapacitada para amar. Quien trata lo que llamamos amor con suma displicencia es aquella canción de la intérprete española Cecilia (extinguida ya su vida), Amor de media noche. Ahí oímos que una dama le dice a su autocrática pareja: "Has comprado el silencio de mi voz con amor que no es nada más que amor". Es tanto el ambigüismo sobre el amor que se ha llegado a creer que lo que recibimos con amor no hay que agradecerlo.

D

Si se trata de ambigüedad, el amor como tema, como sentir, ocupa en el ambigüismo un puesto privilegiado, habida cuenta de que conduce a las personas que lo experiencian, que lo interiorizan, a materializar escenas reñidas con lo que comúnmente se espera de tal sentir.

"Qué triste es la vida cuando una persona le hace daño a otra", dijo la penalista Mónica Fernández en su programa televisivo Se ha dicho (16/02/2025, en Reposición, Televen), pero la vida es más que triste, cuando el daño a una persona emana de alguien que ama profundamente a la persona dañada. Que como papá o mamá le propinó una golpiza o un azotamiento al hijo (o la hija) hasta que perdió el conocimiento y se le afloraron los esfínteres. Hay papás o mamás que ni siquiera viendo a su amado descendiente desmayado en el suelo, cesan de castigarlo. En ocasiones, y los Medios y la RR.SS. dan reseñas de los sucesos, un amante (esposo, concubino...) le entra a machetazos, o a puñaladas al cuerpo de su amada hasta que esta pierde la vida, viéndolo como la mata.

Debido, pues, a que el amor no representa ninguna garantía para esclarecernos el pensamiento y la razón, cuando sintamos que amamos, nos corresponde a la par, entrar en sospecha de uno mismo, ya que uno poseído por las difusidades que el amor contiene consigo, pudiera ser llevado a realizar actos peores que los actos que se hacen cuando en vez de amar odiamos.


Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

DA RISA PERO SIN GANAS DE REIRSE (XIII)

DA RISA PERO SIN GANAS DE REIRSE (XIII)

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DA RISA PERO SIN GANAS DE REIRSE (XIII)

Un señor oyó o leyó en alguna red social que el órgano cerebral es dócil e ingenuo. Que propende a creerle todo a quien él supone su dueño, que debido a voluntad del dueño, en momentos determinados lo gobierna y le da órdenes, teniendo que obedecerle aunque sea de mala gana.

También leyó u oyó el señor que tal órgano, tan vital para desenvolverse en este mundo, resulta de una docilidad sorprendente por la sencilla razón de que en tanto músculo es muy dado a la comodidad, limitándose a pensar e idear el mínimo necesario que el supuesto encargado de dirigirlo, le pueda exigir. O sea, al cerebro no le agrada que su supuesto propietario lo saque de su zona de confort (léase ameno escondite intrapsíquico) con exigencias fuera de lugar.

Por otro lado, el referido señor padece de escasez de necesidad de dormir, y desde hace meses por no satisfacer bien la necesidad de dormir, viene padeciendo olvidos y lapsus de cierta consideración, acarreándole inconveniente en el plano laboral.

Aprovechando la amistad con un profesional de la conducta (psicoterapeuta, creo), nuestro referido señor le pide el favor que le sugiera indicaciones para, dirigir con la mente la actividad cerebral en pos de concialiar el reparador dormir.

Y en efecto, el amigo le recomienda que use el truco mental de exigirle al cerebro que le dé sueño en la cuenta de 100. El truco se completa convenciendo al cómodo músculo que si en la cuenta de hasta 100 no se duerme, ésta se repetirá hasta que lo haga.

Durante semanas el truquito arrojó los resultados esperados, pero el insomnio apareció de nuevo.

Cuando el susodicho ni siquiera contando hasta 1000 pudo dormirse, volvió a hablarle al amigo profesional de la conducta.

Como ciertamente este profesional maneja los pormenores de las recomendaciones hechas, le explicó que su cerebro terminó perdiéndole el respeto a las cuentas de 100, 400, 800 y 1000, retornando a las andanzas del insomnio. En consecuencia, le planteó un nuevo truco, que a larga le ha brindado resultados excelentes al preocupado señor. Esta fue la recomendación:

"Tu cerebro no solo es un haragán. También, por la condición propia de los haraganes, es un miedoso. Como cualquier asomo de amenaza el cerebro se te achicopala, dirígele con firmeza, acostado y arropado, si es que te arropas, estas palabras, tipo orden inapelable:

'Oye con atención cerebro. Si no te duermes de inmediato, ya verás lo que te va a pasar, y después no me vengas a decir lloriqueando que no te lo advertí ' ".

Agradecido por haber recuperado sanamente la necesidad de dormir, el satisfecho señor está ahorrando una parte de sus ingresos fijos -el señor es un empleado público del maltrecho estado venezolano- para hacerle un brindis sencillo a su profesional amigo... Ojalá, algún día, pueda darse esa complacencia personal.



Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

GUÍA AFANADA PARA DESPANTALLEARSE

GUÍA AFANADA PARA DESPANTALLEARSE

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GUÍA AFANADA PARA DESPANTALLEARSE 

Eventualmente, algún pantallero ordinario decidirá meterse en la política arrastrando su precondición pantallera... Contará su versión de las cosas -y se inclinará a imponerla como una verdad".

NTA (Noticias Todos Ahora), 11.02.21


A

Cualquiera puede extraerle beneficios al amplio nicho de la post-verdad, mas los voceros insertos en la práctica partidista-proselitista son los llamados a lograr máximos provechos del fenómeno, pues si obtienen éxito en instalarle al conglomerado social sus particulares criteriologías y sus particulares opináticas, la opción de conseguir el Poder o retenerlo, en gran proporción, estará garantizada.

Montados en esa cresta, cuando los representantes de los partidos con opción al Poder - opción para conseguirlo u opción para mantenerse en él, repito- se refieren a sus adversarios, lo hacen de tal manera que le hacen ver a quienes cándidamente los oyen (o los leen), que esos adversarios, en el carácter de seres, están tan bajos en la escala humana, que el piso, inclusive, les quedaría muy por arriba si intentaran ascender.

De ordinario, la vía expedita que usa el opinador para exaltar la opinión y el criterio que defiende, a la par que se exalta (se glorifica) como persona, se la proveé el marco religioso (en países modo Venezuela sería el catolicismo), ya que ese marco, como doctrina encriptada en el inconsciente de las gentes, le facilita la visión del Bien y del Mal, que el opinador requiere para situarse él y los suyos en el lado del Bien, correspondiéndola los adversarios, dentro de la opinión que manipula, el papel de representantes del Mal -y todo lo incluido en el Mal: Satanás, pecado, vicios, crueldades, etc.-.

Enseguida citaré algunos ejemplos (pudiendo ser tomados en calidad de guías) en los cuales, los expositores citados, colocados en la dialéctica del Bien y el Mal -valga agregar que el Mal carece de ese tipo de dialéctica porque sus servidores se auto-convencen que sólo actúan desde el Bien- no persiguen la idea de ser tomados como "buenos", y mucho menos pantallear ante el Otro que ellos encarnan lo correcto de la vida o la bondad de este mundo.


B

Le daré preponderancia con los ejemplos a la fuente judeo-cristiana contenida en la Biblia, porque es de ahí que se adornan los pantalleros, luciendo que son personas justas, temeroso del "gran poder divino". Que hablan (o escriben), desde la corrección ética, matizando su relatología estrictamente proselitista, con expresiones de alta tintura espiritual. O sea, el solicitante de votos, el disputador de la razón, el aplastador moral de los contrarios, para no despertar sospechas, o mejor, para diluir presuntas sospechas de que es un humano ruin, escoge del vocabulario común expresiones connotantes de que se apoya en Dios ("en Dios y la virgen"), en la voluntad divina (diciendo "Dios mediante" o expresiones similares como "lo dejo en las manos de Dios"), para sostener religiosamente lo expuesto. En ese orden, es harto conocido la imagen que presentan los proselitistas de que el mundo se encuentra escindido en dos ejes: "el eje del mal" y "el del bien".

Con los ejemplos traídos se podrá notar que las figuras emblemáticas de la Biblia bajo ningún respecto se ensalzan a sí mismos o se dejan engatusar por la adulación de los demás, cosas que sí hacen los estrategas de la persuasión ideológico-proselitista. Veamos.

C

El propio Dios bíblico acepta su equívoco al devastar o aniquilar al mundo existente mediante un diluvio. Su arrepentimiento (acción no vista en los altos jerarcas de los partidos, ni en el gobierno ni en la oposición) se hace evidente en el libro del Génesis 8:21:

"...dijo Jehová en su corazón: No tornaré más a maldecir la tierra por causa del hombre, porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud (en alguna Biblia se anota "Desde su infancia"); ni volveré más a destruir todo viviente como he hecho".

Luego en la misma Biblia se menciona "el fin del mundo" por los profetas, entre otros, Joel y Amós, como también por El Maestro Jesús, pero este "fin de mundo" anunciado resulta muy parecido al "fin de mundo" previsto por las ciencias astronómicas, las cuales ofrecen un escenario donde el sol se apagará y las estructuras del universo se tambalearán (vea su Biblia, si la tiene, en San Marcos 13:24-25).

La no jactancia máxima del Dios bíblico la encontramos en Éxodo 3:13-14-15. Él le gira instrucciones a Moisés para que éste hable con los judíos de Egipto y les anuncie la inminente salida de allí. Cuando Moisés le participa al Dios bíblico la pregunta obligada que le hará el pueblo judío sobre quién lo mando, el Dios bíblico no le responde Anuncia que es Dios quien te manda. No, en absoluto. Únicamente le responde lo obvio en la humildad. Dice: Dile que "YO SOY EL QUE SOY"... Este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos".

Me pregunto yo para mí "¿Si EL QUE ES carece de nombre, voy yo, el que no es, a tenerlo? Sería prudente suponer que en LO INVISIBLE no tenemos nombre, ya que el nombre, en última instancia, constituye parte de nuestras habituales bagatelas.

Otro ejemplo se sitúa en el evangelio de San Marcos 10:17-18. Acá en este ejemplo se nos regala la clara idea acerca de quién es bueno y quién no lo es. Léalo en directo:

"...vino uno corriendo e hincando la rodilla delante de él (de Jesús), le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?

Y Jesús le dijo: ¿por qué me dices bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.

Con esto quedamos enterados. Aquella gente que se siente buena y que además cree que sólo hay que andar con los buenos porque los buenos son más, debemos en la obligación ética de colocar esa gente en el reino del pantallear por el rigor del engreimiento en que están. Por último, en este patrón de búsqueda de anunciados exentos en algún grado significativo del pantalleo vanidoso, me topé con una advertencia que le hace el filósofo Friedrich Nietzsche a los lectores de su pequeña obra (pequeña en extensión) El Anticristo, relativo a lo que es él mismo. Escribió el filósofo:

"La humanidad toda, sin exceptuar los mejores espíritus de los mejores tiempos (excepción hecha de uno, que tal vez no sea más que un monstruo), ha sido víctima del engaño". Nietzsche toca el engaño de todos con el Evangelio. El se excluye de ese engaño, sin dejar de recalcar que él tal vez sea un monstruo. Eso obedece a determinada honestidad de aquellos que no buscan competir en pos de ostentar la razón y la verdad con nadie.


Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET