LA TESIS DE LA MENTIRA
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LA TESIS DE LA MENTIRA
Así como para introducir una manzana en mal estado se necesita que las demás estén buenas en la caja, para introducir una mentira se hace necesario que esté acompañada de verdades.
Inspirándose en esto JULES RENARD sugiere:
DÍ DE VEZ EN CUANDO LA VERDAD PARA QUE TE CREAN CUANDO MIENTAS.
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La desinformación campante, el diluvio (o abarrotamiento) informacional, las fake-news y el fenómeno de la post-verdad, son las grandes delineaciones con que es configurada la vida de la gente, en pos de sostener y reiterar el statu quo imperante, statu quo que ha sido sostenido y reiterado por la misma gama de ignorancias básicas funcionales al statu históricamente. Es decir que pese a la abundancia de instrumentos y medios comunicatorios, la sempiterna ignorancia y la sempiterna incomunicación en Lo humano, prosiguen, pero ocultos o simulados bajo el artificio de una "era de adelantos y progresos" al servicio de un modelo societario alimentado de comunicación e información.
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Me valdré de dos ejemplos para tratar de poner en evidencia el cómo se le coloca a los receptores de mensajes mentiras (bulos) sin que incluso los emisores de los mensajes lo hagan a propósito. En los dos casos percibí buena fe y buenas intenciones, elementos indispensables para que la post-verdad inicie su curso.
Huelga agregar el lugar común de que con las "buenas intenciones" la autopista que nos conduce al averno de nosotros, se adorna por ambos lados con ellas, con nuestras "buenas intenciones" -quienes ya están en el averno durante todo el trayecto iban dichosos, y hasta fascinados, de ver sus "buenas intenciones" ubicadas en ambos lados de la autopista.
Este es el primer caso; muy cortico, por cierto.
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PRIMER CASO:
Todavía (siendo noviembre 2024) está transmitiéndose por Televen, una promoción de un programa de corte astrológico. En la promoción sale la persona conductora diciendo, modo mensaje constructivo, que "los buenos debemos estar con los buenos y no estar con gente toxica". Sin buscarlo, supongo, propone una segregación que deben poner en práctica "los buenos", y como es muy difícil que alguien se asuma como malo o maligno, entonces si se le sigue la idea a la persona conductora, nos veríamos obligados a huirle o no tratar a esa otra gente que no merece nuestra compañía porque nosotros somos los "buenos" y el otro le toca quedarse, digamos, aislado en su toxicidad. En el final de la promoción sale otra idea, que se contrapone a la primera idea divulgada. Nos dice esto: "porque si dejamos todo en la mano de Dios, Dios siempre nos guiará". Si no fuera una post-verdad, las dos ideas serían concatenadas en una sola. ¿Qué tal esto: "Si en tu círculo social hay alguien tóxico, trátalo y ponte en las manos de Dios que Dios te guiará. No dejes al tóxico solo".
Quizá la persona conductora en el contexto de lo dicho, lo significó coherentemente, mas como tiene tanto tiempo en el aire, la responsabilidad no es nada más de la edición y montaje, sino que ella se implica por omisión.
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SEGUNDO CASO:
Un economista en el programa Primera Página (21.10.24, Globovisión) cuando se refiere al Trabajador dentro del proceso de producción lo caracteriza en calidad de factor de producción en desventaja porque él debe laborar primero y cobrar después en una semana, en quince días o en un mes, el pago por haber trabajado, mientras que si alguien compra un par de zapatos, debe pagar primero para luego usarlo. Jamás ocurre que después de usado el par de zapatos, es que el comprador debe pagarlo. Con el trabajador ocurre lo contrario. Después de que se le usa durante un tiempo preestablecido su fuerza humana de trabajo, es que puede cobrar la labor que efectuó. Además adujo el economista que la fuerza de trabajo es el único factor generador de riqueza.
Todo lo expuesto por el economista invitado contiene altos grados de verdad material. Sin embargo al ignorar o pasar por alto el contexto que implica el conjunto totalístico de los factores de producción, el profesional de la economía se manejó en los límites ambiguados de la post-verdad, y repito, sin la intención consciente de hacerlo.
¿Por qué afirmo yo que fue una post-verdad? ¿En qué estriba la falsación? Fíjese, por favor.
Aparte de los factores clásicos de la producción (fuerza de trabajo, tierra y capital) se ha hecho obligatorio en el discurso de las ciencias sociales, pretendiendo mayor puntualización, sumar la cultura corporativa, la base tecnológico-cientifica disponible y la capacidad administrativo-gerenciológica puesta en práctica.
La totalidad de los factores son necesarios para que los procesos productores contengan una carga mínima aceptable de productividad y una probabilidad mercadológica para la competitividad, exigida ambas por las leyes inexorables y despiadadas del mercado a donde va a ser dirigida en calidad de mercancía competidora el producto del proceso económico que lo hizo real. Maximizar un factor por encima de los otros factores representa una salida de la lógica material productiva. Cada factor representa su propio riesgo porque cada factor tiene detrás suyo una inversión, y en caso del factor capital, por ejemplo, aquél o aquellos que lo sitúan en la escena concreta de las probabilidades, lo hacen bajo su propio riesgo. Dicho esto en otras palabras, poner en acción un capital (extractivo, comercial, industrial o financiero) significa someterse a la incertidumbre propia de esa selva, de esa jungla, que por algún dejo de romanticismo, se le llama mercado. Tanto es el riesgo para el inversionista que según sean las condiciones socioeconómicas del país que recibe la inversión, así serán las factibilidades de la Tasa Interna de Retorno del proceso económico que moviliza. Más bien el trabajador, con independencia relativa de las condiciones del mercado, él goza de grados de seguridad muy aceptables de la paga que recibe por adelantar una semana, una quincena o un mes su fuerza humana de trabajo. Al punto que con esos grados de seguridad el trabajador se compromete a cancelar los créditos que logra gracias a la remuneración retardada por escaso tiempo.
En Venezuela tenemos la realidad mísera de las empresas básicas de Guayana. Hay una fuerza humana de trabajo disponible, empero no se cuenta ni con la tecnologización ni con el capital inversor. En consecuencia tales empresas no operan con el máximo de sus capacidades instaladas.
Por último, le dejo esta interrogante: Esta frase connotada (atribuida al prócer rioplatense José Gervasio Artigas), CON LA VERDAD NO TEMO NI OFENDO, ¿será una verdad, una mentirilla o una post-verdad?
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET