EL EQUÍVOCO EVOLUTIVO

EL EQUÍVOCO EVOLUTIVO

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EL EQUÍVOCO EVOLUTIVO

" ...no sólo el hecho de vivir no está realmente demostrado,
 sino que la paradoja de está sociedad es que 
ya ni siquiera se puede morir, 
porque ya estamos muertos".
JEAN BAUDRILLARD

En la emisión del 30.9.22 del programa Palabra Final de la doctora Gloria Pinho por Venevisión Plus, se habló de la dramática que atraviesan los sexuales-diversos, la cual se inicia en el propio hogar y se esparce por los vericuetos del tejido societal en diferentes instancias. Ante esta dramática repleta de obstáculos, la doctora Pinho reacciona con esto: "Nosotros en vez de evolucionar, más bien estamos involucionando". Por mi parte, para completarle la idea, acoto: Y en esa involución que a diario perpetramos, dejando a un lado el propósito humanistico que tenemos en tanto personas, cualquier movimiento, cualquier acción que hagamos, dentro de esa involución, llegaremos al hito en que no podamos involucionar más, y los movimientos y acciones que hagamos entre varios de nosotros o entre todos, serán registradas por debajo del cero.
Atinente a la involución, leí hace años (¡qué lástima que no recuerdo la fuente bibliográfica!): 
"No es cierto que los hombres provengan de los monos, son éstos los que provienen de hombres que se degradaron"... Quizás relatos como El planeta de los simios y relatos parecidos, no sean simples historietas hiperbóreas de ricas imaginaciones literarias. A lo mejor tales relatos sean vaticinios de lo que ocurrirá en futuros remotos, con la humanidad reducida a la nada de su cero.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

EL INFORTUNIO DEL HABLA

EL INFORTUNIO DEL HABLA

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EL INFORTUNIO DEL HABLA

La Lengua es un código del orden social. 
El habla, por su parte, es un uso individual de la Lengua.
FERDINAND DE SAUSSURE

"Mamá", "mami", "mamita", o "papá", "papi", "papito", son palabras que suenan bien al oído, pero no se dicen con cariño a los progenitores, sino que son los progenitores, los que en situaciones muy específicas, cuando se trata de instruir a sus hijos, o cuando se les pide que hagan un favor o que hagan caso en algo, dicen algunas de esas bellas palabras, con una intencionalidad de ruego, bajo el supuesto de que con esas palabras ("papi", "mamita"...) dichas en modo de ruego, el muchacho remolón o la niñita respondona, se digne en hacer lo que les solicita el vencido progenitor.

Ahora, en cuestiones de trato, parecerá mentira, los muchachos (y adultos jóvenes, inclusive) responden mejor al trato proveniente de sus congéneres, que a través de palabras que antes eran estimadas ofensivas (por ejemplo, "zorra", "perra", "cloaca" -hay en el repertorio, peores-.), logran en un contexto de horripilancia verbal, cuadrar afectivamente entre ellos, mientras que las palabras afectiva de los progenitores, por carecer de un contexto de autoridad, lo que logran es que esos "papitos", "papas", "mamis" y "mamitas", se distorsionen tanto en sus roles como en sus afectos, haciéndose más engreídos ante sus padres (sean éstos padres homos o padres heteros).

Por último, pertenece a las psicologías profundas el fenómeno de que un papá le diga "papá" a su hijo. Aunque no se quiera aceptar, esta inversión lograda mediante el lenguaje, generará a su vez, en alguna proporción y modo, que la figura del adulto luzca ante la descendencia, deslucida y menoscabada.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET