DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IV)
El humor, lo reíble, ¿y por qué no, lo gracioso, provienen, en proporciones estimables, de actitudes o de frases, un tanto lejanas a lo que comúnmente tenemos por comiqueces.
Más bien, de las conversaciones y situaciones donde predomina cierta logicidad y rigidez mental, emana, aunque no sea pretendido, aquello llamado Humor.
Veamos...
1.
Hay una señora, muy mayor ella (anda en los 85 años), quien no se vio en la necesidad de hacer ningún estudio formal, porque desde niña mostró habilidades para hacer dinero y reproducirlo en escala discreta. Eso la condujo a levantar una tienda de bisutería, a la par que levantó una familia numerosa con un compañero marital, poco dado a actividades prácticas, exceptuándole la actividad sexual (tuvieron 9 descendientes).
Ante la escasa practicidad del compañero de vida, también para suplirlo en el papel de padre pendiente de los hijos, la señora en cuestión desarrolló un considerable pensamiento lógico, con el que además de percibir también apercibía detalles y minuciosidades incoherentes de sus clientes, de sus familiares y de amistades que tenían la dicha de tratarla.
En una visita que le hizo a la hija mayor, se entera que el yerno, que tenía tiempo sin verlo, estaba en la habitación matrimonial, supuestamente descansando.
Cuando la hija de la señora le medio grita pidiéndole que salga, que su mamá quiere saludarlo, el esposo desde la habitación medio gritando, responde: Ya salgo, me voy a cambiar.
La suegra, en el mismo tono alto, dice: Yerno, no se cambie. Usted aún tiene buen cuerpo y buen rostro. Quédese como está y salga para saludarlo.
Dentro de ese mismo contexto, la señora y la hija van a salir a la calle a hacer diligencias. La hija tenía hirviendo agua, y le pide al marido, ya saliendo de la casa, que por favor esté pendiente del agua que está por hervir. Sus palabras fueron estas: Mi amor, cuando hierva me apagas el agua. Y las palabras de la lógica señora para hacerle notar a la hija la incoherencia verbal, fueron estas: Yerno, no apague el agua, apague la hornilla de la cocina.
Los hijos se le fueron casi todos, merced a que el paraíso Venezuela (paraíso porque en Venezuela se hace lo que cada quien quiere y cada quien, si daña a otros, tiene su correspondiente excusa) intensificó sus niveles de paraisidad. Se quedó sólo con dos hijas, que a su vez, por la misma razón paradisíaca, se quedaron solas. Pero la señora cumple con sus últimos años de vida terrenal de lo más tranquila, porque está convencida de que sus descendientes, ya muy lejos del paraíso venezolano, están desenvolviéndose en el infierno del rigor de las leyes de países más o menos serios, en los cuales pueden vivir como lógicamente ella les enseñó y ellos lógicamente aprendieron.
2.
En lo siguiente, haré otra referencia en la que alguien por excederse en su lógica personal, logra una humorada perversa. Ese alguien se le conoció con el seudónimo de Pancho Villa. Villa fue el único hombre de la Revolución mexicana que logró invadir suelo estadounidense (Columbus, Nuevo México, 9/3/1916). Como todo revolucionario, hizo sus tropelías, destacándose entre ellas, la violación de doncellas.
En la revista Muy Interesante (año 22 Núm 260, publicación del 2007), se puede leer una anécdota macabra de este caballero. Cito textualmente:
"En una ocasión trató de convencer a un antiguo oficial suyo de volver a la lucha. Éste se negó, pues debía cuidar a su madre y esposa enfermas. Al instante, Villa las mató de sendos balazos e invitó al militar a partir con él: 'Vamos, ya no tienes nada que hacer aquí' " .
Me quedan por ahí dos referencias del mismo tenor de logicidad que las que le ofrecí ahora. En la próxima entrega de la página, las daré a conocer.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET