MERCANCÍA FRÁGIL

MERCANCÍA FRÁGIL

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MERCANCÍA FRÁGIL


"Delante había una mentira comprensible y 
detrás una verdad incomprensible".
SABINA (personaje femenino de La insoportable levedad del ser, novela de Milan Kundera).


"El día de los enamorados" ha ido evolucionado desde sus primeras celebraciones. De "enamorados" pasó a "El día del amor", y la decantación nos llevó al "Día del amor y la amistad". Obviamente tales movimientos se debe sobre todo a la ampliación del nicho sentimental en arreglo a la lógica del marketing, la cual, en tanto lógica fundada en la materialidad de la economía, busca que el sentimiento amor, la emoción del enamoramiento y la capacidad de entablar una amistad, sean codificados dentro de los patrones económicos del intercambio.
Por ejemplo la amistad como valoración humana no sólo se absorbe en las exigencias del intercambio de regalos para ser expresada según el código de la lógica referida, sino que también traspasa el "Día del amor y la amistad", y llega en tanto valor, a colocarse de manera importante, en el trajín de las navidades bajo el rótulo de "El amigo secreto", que como valor sentimental codificado, le exige a alguien expresar con regalillos, desde lo secreto, la amistad a otro alguien.
Con lo expuesto no se pretende que ud no regale o no acepte regalos en el "Día del amor y la amistad". Lo pretendido en la humildad de este análisis, es que ud capte la lógica material que arropa tan especial día.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET


DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (VI)

DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (VI)

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DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (VI)

Esta será la última entrega de la pequeña serie de tres, en la que intenté mostrar cómo de la seriedad y de la estricta lógica, se puede desprender la fantasía del humor. 
La culmino con una anécdota del Genio Einstein en la que se devela un tanto su competencia para racionalizar la humildad de su Gran vida y la valoración absoluta -no relativa- que él le confiere a sus pequeñas cosas.
Extraje la anécdota de un ensayo de Milan Kundera titulado El telón. Veamos, pues.

Einstein acaba de terminar una clase en la Universidad de Praga (sí, allí enseñó durante un tiempo) y se dispone a salir.
-¡Señor profesor, llévese el paraguas, está lloviendo!
Einstein contempla pensativamente su paraguas en un rincón de la sala y contesta al estudiante:
-Sepa usted, amigo mío, que olvido muchas veces mi paraguas, por eso tengo dos. Uno en casa y el otro en la universidad. Sí, por supuesto, podría llevármelo ahora, ya que, como usted dice muy acertadamente, llueve. Pero en tal caso acabaría por tener en casa dos paraguas y ninguno aquí. -Con estas palabras sale bajo la lluvia.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET


DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (V)

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DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (V)

Leí en una revista literaria (quizá sea El malpensate) esta sentencia de extremado tinte filosófico tocante a la experiencia del existir: "Lo malo de existir es que hay que hacerlo todos los días". El alcance de la afirmación da para desplazarse y pasearse por diversas sendas del pensamiento significativo, pero en este caso será usada sólo como una noción que más o menos nos abre a la temática de que "el existir", el estar andando vivo en algún sentido humano por las superficies del planeta, pudiese, y de facto así sucede, generar cansancio, en el entendido de que toda actividad hecha, sin tregua alguna, de continuo, a la larga termina produciendo un desgaste irrecuperable. Y aunque no se sepa concientemente -o sí-, "el existir" implica ir consumiendo la vida. O mejor, el existir es consumir diariamente el valor de uso del cuerpo. Esta experiencia, sin duda, le genera a los seres humanos, un inevitable cansancio, el cual variará según el ser humano en su particularidad, haya consumido esfuerzos en generar y mantener una determinada importancia personal, más el costo psíquico de desenvolverse con alguna coherencia de pensamientos y de actuares, mínimamente aceptables para él y sobre todo para los demás. 

Dentro de ese batallar inobviable que es "el existir", a la persona muerta, al ser recordada o al ser nombrada, la obligación social exige agregar "Que en paz descanse". Como tal expresión devino en lugar común del lenguaje que habla a través de las personas, casi nadie repara qué puede haber detrás de la frase. La gente sólo la repite sin más ni más, pero si se considera que la persona muerta en vida le dedicó esfuerzo, a veces ingentes, a su Ser, entonces decir el acostumbrado Que en paz descanse, nos está indicando que estando muerta, la persona descansa de algo, y desde luego, ese algo no es otra cosa que ella misma. En consecuencia no representa ninguna exageración aceptar que cuando uno muere, uno descansa de uno mismo. Uno descansa de ser de lo que uno pudo haber sido.
Quien en vida estuvo al tanto de esta referencia muy próxima a las realidades del preocuparse por "el existir" fue el insigne hombre de letras y de pensamientos Jorge Luis Borges. Borges en un Diccionario privado de él mismo, que fue publicado por la editorial madrileña Altalena, cuando se refiere a su morir, nos aporta esta contundencia:
"QUIERO MORIR DEL TODO PORQUE ESTOY HARTO DE BORGES".

En la parte IV de estas entregas, le había ofrecido dos vivencias del humor salido de la seriedad y de la lógica. Como me extendí en el caso ofrecido aquí, quedo pendiente para la próxima. Prometo serle breve para respetarle el tiempo de su diario existir.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IV)

DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IV)

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DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IV)

El humor, lo reíble, ¿y por qué no, lo gracioso, provienen, en proporciones estimables, de actitudes o de frases, un tanto lejanas a lo que comúnmente tenemos por comiqueces.
Más bien, de las conversaciones y situaciones donde predomina cierta logicidad y rigidez mental, emana, aunque no sea pretendido, aquello llamado Humor.
Veamos...

1.
Hay una señora, muy mayor ella (anda en los 85 años), quien no se vio en la necesidad de hacer ningún estudio formal, porque desde niña mostró habilidades para hacer dinero y reproducirlo en escala discreta. Eso la condujo a levantar una tienda de bisutería, a la par que levantó una familia numerosa con un compañero marital, poco dado a actividades prácticas, exceptuándole la actividad sexual (tuvieron 9 descendientes).
Ante la escasa practicidad del compañero de vida, también para suplirlo en el papel de padre pendiente de los hijos, la señora en cuestión desarrolló un considerable pensamiento lógico, con el que además de percibir también apercibía detalles y minuciosidades incoherentes de sus clientes, de sus familiares y de amistades que tenían la dicha de tratarla.
En una visita que le hizo a la hija mayor, se entera que el yerno, que tenía tiempo sin verlo, estaba en la habitación matrimonial, supuestamente descansando. 
Cuando la hija de la señora le medio grita pidiéndole que salga, que su mamá quiere saludarlo, el esposo desde la habitación medio gritando, responde: Ya salgo, me voy a cambiar.
La suegra, en el mismo tono alto, dice: Yerno, no se cambie. Usted aún tiene buen cuerpo y buen rostro. Quédese como está y salga para saludarlo.
Dentro de ese mismo contexto, la señora y la hija van a salir a la calle a hacer diligencias. La hija tenía hirviendo agua, y le pide al marido, ya saliendo de la casa, que por favor esté pendiente del agua que está por hervir. Sus palabras fueron estas: Mi amor, cuando hierva me apagas el agua. Y las palabras de la lógica señora para hacerle notar a la hija la incoherencia verbal, fueron estas: Yerno, no apague el agua, apague la hornilla de la cocina.
Los hijos se le fueron casi todos, merced a que el paraíso Venezuela (paraíso porque en Venezuela se hace lo que cada quien quiere y cada quien, si daña a otros, tiene su correspondiente excusa) intensificó sus niveles de paraisidad. Se quedó sólo con dos hijas, que a su vez, por la misma razón paradisíaca, se quedaron solas. Pero la señora cumple con sus últimos años de vida terrenal de lo más tranquila, porque está convencida de que sus descendientes, ya muy lejos del paraíso venezolano, están desenvolviéndose en el infierno del rigor de las leyes de países más o menos serios, en los cuales pueden vivir como lógicamente ella les enseñó y ellos lógicamente aprendieron.

2.
En lo siguiente, haré otra referencia en la que alguien por excederse en su lógica personal, logra una humorada perversa. Ese alguien se le conoció con el seudónimo de Pancho Villa. Villa fue el único hombre de la Revolución mexicana que logró invadir suelo estadounidense (Columbus, Nuevo México, 9/3/1916). Como todo revolucionario, hizo sus tropelías, destacándose entre ellas, la violación de doncellas.
En la revista Muy Interesante (año 22 Núm 260, publicación del 2007), se puede leer una anécdota macabra de este caballero. Cito textualmente:
"En una ocasión trató de convencer a un antiguo oficial suyo de volver a la lucha. Éste se negó, pues debía cuidar a su madre y esposa enfermas. Al instante, Villa las mató de sendos balazos e invitó al militar a partir con él: 'Vamos, ya no tienes nada que hacer aquí' " .
Me quedan por ahí dos referencias del mismo tenor de logicidad que las que le ofrecí ahora. En la próxima entrega de la página, las daré a conocer.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET