LA BOBEDAD IRRESOLUTA

LA BOBEDAD IRRESOLUTA

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LA BOBEDAD IRRESOLUTA 

"El vivo vive del bobo y el bobo de papa y mama". 
MARCIANO RODRÍGUEZ 
(acordeonista, político, actor y compositor colombiano; aún vive).


Una dama, rasguñando los 60 años, cae en cuenta por razones rigurosamente objetivas, que ella durante toda su vida ha sido una boba, y no sólo lo ha sido, sino que se ha comportado bajo el patrón conductual donde prima la bobedad. Tan dramática conclusión se la comunica a unos de sus escasos conocidos, quien desde que la comenzó a tratar se percató del bobeamiento de ella. Y como para él tal revelación no le fue nada sorprendente, en vez de repetirle fórmulas lingüísticas harta usadas para estas entristecedoras situaciones (por ejemplo: "No, chica, tú no eres boba" o "¿Boba tú, ¡qué va!"...), se fue por el lado de las precisiones conceptuales. Sobre esta línea le pidió que hiciera un ejercicio pequeño de investigación acerca del descubierto rasgo de su persona. Le pidió que definiera si ser boba era una verdad de ella o una realidad de ella. Según definiera el asunto, ella podría hacerle frente a la traba que significa el andar bobeando por ahí o bobeando para ella misma. Indudablemente en ambos casos, bobear para los demás o bobear para uno mismo, resulta bastante desagradable.

II 
El conocido de la dama no se contentó con hacerle la pequeña exigencia. También le aportó un marco referencial para que definiera si la bobedad de ella era una Verdad o una Realidad. El marco referencial fue extraído del aporte que la avezada internacionalista criolla Giovanna de Michele le hizo a la señora María C. Machado, con la pretensión de que se ubique concretamente en su verdad y en su realidad al mismo tiempo. Eso ocurrió el 5.2.2024 en el programa Kicosis, Globovisión. De Michele le acepta a Machado que ella desde el punto de vista de la verdad jurídica no está inhabilitada. Que su inhabilitación sólo es una realidad política. En consecuencia debe asumirla porque la realidad política está por encima de la verdad jurídica. Hasta aquí el discernimiento de la fría internacionalista para con la entusiasta María. Yo, para hacer más comprensible la asesoría gratuita dada, extrapolo el caso de la popular "candidata" a la pasión de Jesús el Cristo. Para Poncio Pilatos Jesús en verdad era un hombre inocente pero para la realidad política de aquellos momentos era muy útil despacharlo del mundo de los vivientes. La dama quedó en que precisaría si es una boba de verdad o su bobera nada más se debe a una realidad. Por su parte el conocido en cuestión la ha llamado dos veces con la idea de continuar con el tópico. Sin embargo en las dos veces la dama le habla de cualquier cosa menos de lo precisado. Cuándo él le toca el tópico, las dos veces le ha dicho que indagará para ver si es una boba en realidad o en verdad. El conocido, muy versado en esto, sabe que jamás la dama determinará nada porque si lo hiciera, ya desde esa génesis comportamental, estaría saliéndose en algún grado del rango de la bobería, la cual ontológicamente la ha acompañado como una fiel muleta, en el mismo momento en que inició sus pasos en el mundo de los vivientes.

III 
Las personas bobas, bien por verdad, bien por realidad, con la bobedad sellada en ellas, cumplen un rol social en beneficio del prójimo. Los demás gracias a las personas bobas, se atreven a creer, que no son bobos. Tanto es así que a menudo el bobo o la boba es invitado para salir a departir. A veces, si la persona boba por alguna razón independiente de sus capacidades, goza de cierta o mucha capacidad económica, nunca lo ignoran porque los vivianes que lo buscan, saben, y nunca se equivocan al respecto, de que el bobo correrá con los gastos. La persona boba cuando costea el consumo de sus allegados, experiencia una gran satisfacción por sentirse tan importante.

IV 
No obstante todo se activa dentro de las líneas móviles existenciales, contradictorias entre sí. La persona boba le ha aparecido una vía expedita para no sentir tanta necesidad de ser solicitada por su "grandes amistades". Le apareció internet y le aparecieron las RR.SS., instrumentos idóneos para la reproducción de sus boberías, sin el costo humano de hacer vida social con gente que en alguna manera, se comporta más pila que él o ella. En torno a este fenómeno producto de las novedades e innovaciones tecnológicas, el genial argentino Hernán Casciari, hace una observación acusiosa relativa a los tontos (hermanos monocigóticos de los bobos). La observación es esta y con ella cierro la entrega: "El tonto ya no es lo que era. El tonto de hoy ha dejado de ser aquel que no encaja en las reuniones y los grupos. El tonto actual ya no necesita salir, porque ahora vive en internet, con la extraña capacidad de aparecer como si siempre hubiese estado ahí". (Cita extraída del libro El nuevo paraíso de los tontos").

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET


DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IX)

DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IX)

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DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (IX)

Atesorar desmedidamente designa la cualidad negativa definidora del vicio de la Avaricia. El avaro no atesora bellos momentos ni gratos recuerdos, ni tampoco atesora buenas amistades. Es vicio el atesoramiento cuando alguien guarda, esconde o saca de circulación bienes que representan valoraciones materiales.

Por lo común el dinero atesorado, retenido y escondido para no gastarlo, se ha convertido en el símbolo genuino con que los viciosos de la avaricia tipifican y justifican sus existencias.

Las existencias de los avaros de suyo es una caricatura mal delineada (léase mamarracho) de la existencia humana. Estas existencias cuando son observadas por los demás le generan, por la vía chiquita, lástima. Algunas veces burla e incluso hasta risitas de incomprensión.

Me cuenta alguien (quien lucha a brazo partido contra este pésimo mal) que su mamá siendo él un niño de cuatro años, le hizo caer en cuenta de su avaricia potencial porque una tía en 1952 le dio dos bolívares para que los gastara en el viaje de Duaca, estado Lara, a Barinas ciudad capital del estado homónimo. El viaje se inició a las 6 am y terminó a las 5 pm. Los dos bolívares no fueron tocados en todo el transcurso del largo viaje, y no porque no tuviesen poder de compra, sino por la temprana tendencia avárica del alguien en cuestión. Por ejemplo, en esos tiempos con sólo 0,25 céntimos de bolívar se adquirían cinco huevos criollos, y si eran huevos norteamericanos con 0,50 de bolívar se obtenían tres. También con dos bolívares en los años referidos un niño podía entrar cuatro veces al cinema.

La madre, viendo tal tacañería consigo mismo, le dijo: "Hijo, ojalá que no salga usted como mi hermano Pedro. Su tío teniendo varias carnicerías, varias cabezas de ganado y un frigorífico, anda descalzo en la calle para no gastar las pobres alpargatas de caucho, alpargatas que las carga guindando de la cabuya que usa como correa.

Usted sin duda habrá leído o escuchado cuentos sobre avaros. Seguidamente le traeré dos casos relatados por Inving Wallace (1916-1990) en su ampliamente desconocida obra Los disconformes (La clavija cuadrada).

El primer caso es de extensión breve y el segundo igual.

En la pretensión de escribir acerca de personajes célebres por sus extravagancias, confieza que prescindió con mucho disgusto de la existencia de Edward Hyde, lord Combury, gobernador de Nueva York en 1702. Hyde -afirma Wallace- fue tan meticulosamente tacaño que los invitados a sus cenas privadas debían pagarle el derecho a lucirse con el acceso a las cenas. Los varones que llevaban pelucas les impuso un tributo. Él por su parte, para no consumir su vestimenta varonil, se presentaba ante los invitados con las ropas femeniles de su esposa

Atinente al otro caso de avara conducta, Wallace no expuso en su desconocida obra la experiencia rastrera de Hetty Green, mejor nombrada la avara de Wall Street. Esta avara llegó al extremo de que para extender la utilidad en el tiempo de sus prendas íntimas, las sustituyó con papel periódico viejo. Para la alimentación de su mísero organismo, gastaba lo menos posible en huevitos y cebollas todos los días incluyendo los fines de semana. En la mezquindad con su casa la privaba de cualquier lumbre. En cuanto a la higiene de su sufrido cuerpo, solo se permitía lavarle "la mitad inferior de sus enaguas". Esto nadie por más que se esforzare puede entenderlo, puesto que su haber numerario alcanzaba la suma 80 millones de dólares americanos.

A ciencia cierta es muy dificultoso determinar que le hace más daño a la calidad del vivir, si las restricciones extremas como los dos casos nombrados o el boato, el cual en tanto vicio consiste en la extravagancia de la ostentación, del parecer sin ser, de consumir más de lo que en sana lógica se debe consumir. Comoquiera, usted o yo, nos toca cuidarnos de ambos extremos, aunque cuidarnos de uno de ellos nos puede conducir a ejercitarnos en el otro.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET