PASEOS EN EL REPOSO - 41

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Una de las tantas maravillas propias del existir en los abismos de las realidades adversas -enemigas- del buen sentido y de la sana lógica, como son las realidades ásperas de los países quebrados, es que el futuro en su concepto enalteciente, deja de llamar la atención, porque los seres humanos clavados en esos países, se aturden en las situaciones irremisibles que cada día (les) suceden.

Dije "maravillas" iniciando esta entrega habida cuenta de que la sensación preponderante experimentada en el alma humana en esas realidades retenidas, consiste en la pavorosa experiencia de vivir lo mismo y en lo mismo cada día, ya que el país quebrado en donde se habita, luce o se presenta, si no yendo hacia atrás, por lo menos luce o se presenta como atascado. Como si la enorme carga muerta psico-socio-económica, al paso circular del tiempo, tomara mayor peso diariamente. De circunstancias y relaciones con la realidad de este tenor, es que se genera el fenómeno de la sobrevivencia, el cual se hace necesario desmontarlo para tener cierto acceso comprensivo a la perversidad envolvente de la "quiebra total nacional" de los países referidos.

Hablamos de sobrevivencia, en estricto rigor, cuando alguien o algunos, sobrepasan determinada línea vital. Si por ejemplo una persona muere hoy, los parientes que deja vivos a partir del momento de su muerte lo sobrevivirán. Unos, lo sobrevivirán algunas horas, otros, semanas, años o décadas. Ya en un sentido lato, por sobrevivencia podemos entender el caso de un ente (país, empresa, familia, persona) que, dada una situación límite-extrema (económica, moral, física...) en la que se hace trabajoso y arduo mantenerse, y sin embargo, pese a los pronósticos, el ente logra hacerlo sin sucumbir, se le toma en calidad de sobreviviente. Estos casos son comunes en extravíos en selvas tupidas, en naufragios marítimos y sobre todo son comunes las sobrevivencias en los casos de los países que por ingenuidad o por falta de inteligencia práctica -o de las dos variables a la vez- de sus sectores gobernantes, llegan, como se dijo antes, al quiebre. Al quiebre de la economía, de la institucionalidad, de la noción de patria y de lo más grave, al quiebre de las expectativas a futuros de largo aliento.

Por mi parte, me interesé en el tema desde que leí una afirmación de Annabelle Borne, paciente de la psicoanalista Joyce McDougall. La Borne afirmó:
"Sobrevivir es fácil. Lo duro es vivir".
La afirmación o la idea de la paciente, le da un vuelco cualitativo a la noción ordinaria de sobrevivir, puesto que coloca al fenómeno considerado rudo, por debajo del "vivir" (del vivir pleno, entiendo), en el plano de las exigencias desmesuradas.
Ahora, no debe constituirse en motivo de polémica si uno es más feroz que el otro. Interesa, más bien, poder establecer cuál de los dos fenómenos vitales hace que el sujeto humano tenga o no tenga condiciones para aprovechar en grados aceptables, la oportunidad existenciaria que adquiere viniendo a este mundo.
Sobrevivir tiene sin duda méritos, inclusive sobrehumanos, para aquellos organismos enfrentados, sin quererlo, a la incertidumbre del azar implacable que en todo momento le presenta obstáculos casi de vida o de muerte. Si los accidentes y siniestros son devastadores en condiciones de la cotidianidad previsible, cómo será de atroz ese maremágnum horrible de peligros imprevistos, desprendidos de las sombras siniestras de la inseguridad parcial o total de una montaña, de una isla o de estar desempleado o militar en la avanzada tercera edad, por ejemplo, en un país que pasa por el largo desierto de ya no tener destino. Como lo que se quiere es diferenciar la vida de la sobrevida, me atrevo a decir que esta última es un óbice a veces infranqueable para obtener adelantos y transformaciones de progreso en la experiencia humana de vivir. Todos aquellos seres humanos imbuidos en un sobrevivir y en un sobrevivirse, lo que logran a duras penas, es reproducir (reiterar) la naturaleza de cosas en las que vienen desenvolviéndose. Un sobreviviente es, sin pretenderlo, ¡claro!, un mero reproductor mecánico, de la realidad que dentro de la contradictoriedad en que está, lo hace más sobreviviente. De manera que cuando usted sepa de alguien que quedó atrapado en una "matrix" tipo película, también debe saber que ese alguien por intentar sobrevivir, a la par garantiza con su esfuerzo, la sobrevivencia de la realidad donde de continuo es atosigado.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


PASEOS EN EL REPOSO - 40

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PASEOS EN EL REPOSO - 40

Metodológicamente (dentro de la razón y lógica científica) se entiende por problema todo inconveniente, toda dificultad o traba inherente a la vida real, susceptible de ser enfrentado y ¿por qué no?, resuelto. La muerte, la segunda venida de Cristo, la existencia del Diablo, por ejemplo, al no ser susceptibles de entenderlos y mucho menos de buscarles alguna solución a lo que en sí representan como peligros o dificultades, no se deben tener en el rango de problemas, metodológicamente hablando, repito. 
Por otro lado, en la medida en que los problemas se van incrementado (por no haber opciones científicas, ni voluntad ni inteligencia para enfrentarlos y resolverlos), éstos van desapareciendo. Van desapareciendo del percepto de quien o quienes les tocaría asumirlos como tales (digamos, autoridades ejecutivas, administrativas, judiciales, etc.) y se tornan en cosas que aunque generen daños, hay que ignorar. Es decir, una alta deficiencia en una persona, en una familia, en una empresa...y en un país todo, aparte de desarrollar en los afectados un sentimiento de incompetencia, también les incapacita para una apercepción de la problemática en la cual están imbuidos.

Pondré dos casos. Un profesor de Física de 3er año en el Liceo O'leary de ciudad Barinas (ubico el caso en la década de los 70), debido a que no eran poquitos los que se copiaban, sino que eran excepciones los cursantes que no incurrían en el proceder de la copia, el profesor optó por no intervenir. Mientras los alumnos estaban en su festín, él leía algo en su mesa de profesor. ¡Claro!, ante tanta abundancia de copiones, ya no era percibible el problema. Éste desapareció como por arte de magia. Lo mismo aconteció con los últimos fiscales de tránsito habidos en Venezuela. En las décadas 60', 70', 80' y 90', los fiscales destacados estratégicamente en ciertas esquinas de las ciudades, notaban las infracciones porque éstas las cometían uno que otro conductor. Pero cuando comenzó el relajo mayoritario de no respetar las señales y las luces de los semáforos, los señores fiscales, en un primer tiempo, se hacían de la vista gorda viendo la pantallita de sus celulares, y hoy cuando cualquier vía es de doble sentido en la informalidad nacional y los semáforos son solo adornos (incluso en mal estados), los fiscales como figuras de orden vehicular, desaparecieron. Que en Venezuela no se respeten las leyes de tránsito terrestre no implica un problema porque la irregularidad no se percibe como tal.

Con lo anterior planteado me quiero valer para darle una posible explicación a la gente estupefacta por el incremento de problemas surgidos en Venezuela. Se extraña de que los problemas económicos, de seguridad, políticos, educativos y morales, no se ataquen bajo ninguna perspectiva solucionadora. Antes, por el contrario, los inconvenientes del país se agudizan cada vez más sin que nadie se ocupe en resolverlos. Mas ¿quiénes se van a ocupar de "frentearlos"? si los supuestamente llamados a hacerlo no hacen nada al respecto, por el sencillo criterio de que no los perciben ni los sienten. Al no sentirlos ni percibirlos, no pueden haber planes nacionales articulados para combatir, por ejemplo, la hiperinflación, para la creación de una moneda nacional material (material en tanto que signifique un valor adquisitivo real), e inclusive, para la vacunación anti-covid de una población.
La señal inequívoca de que una nación, aunque esté repleta de nociones y de ideas patrióticas, no está apta para hacerle frente sistémica y estructuralmente a su problemática, proviene de la respuesta que dan los organismos multilaterales. Cuando la ONU, la Cruz Roja, la Media Luna Roja, etc. se hacen presentes por tierra o por aire, para prestar sus ayudas humanitarias, es porque los territorios que reciben tales ayudas no cuentan con gente inteligente y capacitada para resolver sus propios problemas. Algo semejante le ocurre a la gente que al declararse incompetente para subsistir por cuenta propia, se lanza a las calles a solicitar limosnas en ropa, en calzados y en alimentos. A veces piden dinero por no dejar.
Las ayuda de los demás tanto para las personas en particular como para las naciones en general, no están orientadas a que la gente salga de sus problemáticas atosigantes, sino que se orientan, y estos es la característica de las ayudas, para que los componentes humanos que padecen el vivir dentro de una problemática que no comprenden, sientan que no están tan solitos en su infortunio.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET