PASEOS EN EL REPOSO - 4

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PASEOS EN EL REPOSO

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Lo siguiente es un contenido nietzscheano indirecto pues proviene de una parábola zen. Digo nietzscheano basándome en la afirmación de Nietzsche: "Los débiles deben morir. Incluso hay que ayudarlos a que perezcan". Afirmación de apariencia cruel como pareciera una narrativa de crueldad el relato que le presentaré. El relato o la parábola zen, la extraigo de un libro dedicado a promover testimonios de esquizofrénicos (Las voces del laberinto del periodista Ricard Ruiz G. Ed. De Bolsillo-Mondadori. 2007).
Hay ahí una persona que asombrosamente salió del cuadro de las perturbaciones del alma practicando el camaleonismo (el arte de (fingir) parecerse a los demás). Algo como lo que se opone a la locura no es la razón sino el sentido común. Por medio de tal propensión a "camaleonarse", el ex padecedor de esquizofrenia (se hace llamar "Faustino"), luego de librar una dura guerra por apropiarse de su tabla salvadora, el sentido común, se siente obligado a ayudar en sus posibilidades a los que entregan su existencia a luchar contra esa enfermedad mental. Y en un vivencial, el señor de marras, narra la parábola, que yo enseguida paso a reproducir fielmente como aparece en el libro...


[...caminaban un maestro y su discípulo por la selva cuando hallaron una choza, una chabola en pésimo estado, y vieron que la habitaba una familia mísera y humilde. El discípulo, sediento de iluminación, planteó al maestro qué podía hacer por aquella gente tan pobre. "¿Quieres ayudar a esta familia? -preguntó el maestro-. Pues entonces acércate esta noche, róbales la vaquita de la que viven y...tírala por el barranco". El discípulo, aterrorizado, protestó: "Pero maestro, ¿cómo voy a hacer algo tan cruel? Les arruinaré...". Por toda respuesta, el maestro dio media vuelta y se marchó... Pasaron muchas horas, en las que el discípulo, turbado por la duda, trató de decidir si debía hacer caso al maestro. Hasta que, por la noche..., por la noche fue a la casa y tiró la vaca barranco abajo. Arrepentido, huyó a escondidas y pasó años y años abrumado por la culpa. Al final, no aguantó más y regresó a la selva a pedir disculpas. En lugar de la casucha, sin embargo, halló una hermosa vivienda y al buscar a sus propietarios vio a unos señores muy elegantes que le resultaban familiares. Preguntó: "¿No había aquí hace tiempo una familia pobre que vivía de una vaca?". "Sí, nosotros somos", le respondieron. "¿Y qué ocurrió?". "Pues que una noche la vaca desapareció y tuvimos que buscar otra fuente de subsistencia... Criamos animales más pequeños, los fuimos vendiendo, luego cultivamos hortalizas, construimos un molino... Y ahora estamos mejor que nunca...".

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


PASEOS EN EL REPOSO - 3

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PASEOS EN EL REPOSO

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Debemos estar perplejos, y ¿por qué no?, agradablemente satisfechos porque aún había un espacio en el planeta en donde pudiéramos guarecernos de una monstruosidad tan horripilante, que por esos detalles que parecieran logrados por Dios, no tenemos que verle la presencia física cuando se nos introduce en la respiración con la pretensión traviesa de quitárnosla, si es que salimos desprotegidos del espacio donde nos guarecemos.


No necesitamos decir que ese espacio es el Hogar.
Los que manipulan sombríamente el sentido de las cosas nombran que permanecer en él es estar en "confinamiento" o en "una encerrona". No, no es así.

Inserta o significa en el sistema inteligente de tu mente, no es que estás cautivo o enjaulado en las paredes de tu casa, sino que gracias a esas paredes, a esos lugares domésticos de tu espacio hogareño, tú estás resguardado.

¡Al fin sabemos plenamente para qué era el "hogar,dulce hogar"! ¿Para qué iba a ser? ¡Para resguardarnos!

TU HOGAR ES TU RESGUARDO.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


PASEOS EN EL REPOSO - 2

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PASEOS EN EL REPOSO

Lo horrible está en lo inesperado. En lo no entendible. En eso que nos sobreviene, de repente, descargando en nosotros un alto voltaje de sorpresas negativas. 

En la medida que lo horrible se va rutinizando va dejando de serlo.
En conglomerados humanos que no tienen servicios básicos y que sus sistemas económicos han sucumbido ante las horripilancias políticas de gobernantes poco sesudos en eso de hacer elevar las producciones materiales, fenómenos tan poco frecuentes como las pandemias de largo alcance, tienden a sobredañar sus aparatos mentales más que en aquellos conglomerados humanos donde por lo menos se puede estar en el hogar con agrado porque no faltan los servicios básicos.

No obstante si se prolongaran los tiempos de la actual pandemia, hay que tomar en consideración que aparatos mentales golpeados por cansancios extremos, por atosigamientos emocionales desmesurados, por excesos o carencia de realidades coherentes mínimas, pueden generar, primero subrepticiamente, y luego de modo explícito, cuadros de ilusionismos, de delirios, de alucinaciones y fantasmagorías, los cuales por ser eventos pandemoniales no comprensibles, vendrían a agravar en peor grado lo que la horripilancia pandémica hasta ahora, ya ha venido haciendo.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET