PASEOS EN EL REPOSO - 34

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PASEOS EN EL REPOSO - 34

Hallarle una explicación fenoménica al "asunto Trump" es relativamente fácil, si la explicación se apoya sólo en los visos de su superficie.

En esa tónica todo lo acontecido en EE. UU. causado por el desconocimiento del expresidente Trump sobre los resultados electorales, está circunscrito a Lo psicológico, tanto en el renglón del Duelo como en el renglón de las Emociones secundarias.

El duelo (o el luto) aparte de implicar la pérdida de personas amadas, además toca pérdidas de relaciones humanas (perder el matrimonio, perder el trabajo...) o pérdidas de objetos muy estimados. El caso de Trump aplica, o pudiera aplicar, a la pérdida de una relación objetual representada en la Primera magistratura nacional del país más súper poderoso de la tierra. Y no es que no tenga donde ocuparse y ejercer poder, porque de hecho posee muchas empresas, sino que la única donde el poder está condicionado y supeditado a lapsos de tiempo determinados, es justo el de la Presidencia. De manera que ante semejante pérdida nuestro referido experimentó la fase de la negación y la fase de la ira, con las cuales puso en vilo, políticamente hablando, a toda la nación estadounidense.

Por el lado de las emociones secundarias, o sea, esas emociones en las que las posturas y valoraciones humanas privan, el expresidente adoptó -y continua adoptando- el desprecio y el orgullo. Estas emociones le permiten colocarse en paralelo -es decir, no le alcanzan ni le rozan- a las decisiones de los órganos institucionales que le indicaban que sus alegatos eran infundados. Como sólo son emociones, él sí acepta el resultado electoral que le reconoce que obtuvo más de 70 millones de votos. Los que no acepta fueron los votos obtenidos por el contendor Biden.
Al inicio le dije que la conducta de Trump era relativamente fácil explicarla desde la psicologización de las actuaciones observadas. Pero si se pretendiese ir más allá de lo superficialmente visible, ya sería necesario elaborar toda una herramienta teórico-metodológica de cara a descubrir qué tanto de realidad hay en la denuncia de fraude institucional que Donald Trump vino planteando antes de cumplirse las elecciones.
Si hubo manipulación, si realmente en la Unión Americana lo que hay es un tinglado, entonces el caso ya no seria la de un sujeto emocionalmente gobernado, sino la de una individualidad confrontada con todo el establishment del Poder total, que jamás iba a reconocerle nada a esa individualidad oponente, pues si lo hacía significaría que en esa súper nación todo está decidido de antemano.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


PASEOS EN EL REPOSO - 33

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PASEOS EN EL REPOSO - 33

Lo performativo (no lo confunda con performático ligado con performance) es el fenómeno lingüístico mediante el cual un emisor, o usuario de una lengua, logra establecer una estrategia manipulatoria con el objetivo de engatusar, engañar o inclusive seducir al receptor del mensaje viciado, -y que me valga la redundancia- de performatividad. 
Cuando John G. Austín se ocupó de hacerle una clasificatoria a las oraciones según la actitud del hablante ("actos pragmáticos del habla"), planteó, entre otras, las oraciones performativas, utilizadas cuando el hablante de una lengua busca dar una sensación de realidad a través del poder persuasivo de las palabras, por ofrecer éstas una realidad lingüística con tanta fuerza que son capaces de desplazar Lo real y colocarse en su lugar. Así, Lo real se hace lingüístico, o sea, se hace susceptible de ser objeto para colocarle al oyente una realidad estrictamente palabrística.

Si partimos de la base conceptual de que las oraciones performativas son aquellas elaboraciones gramaticales que de suyo no aportan ninguna información (o dato, o pista, o elemento...) objetivamente comprobable, tendremos como referencias emblemáticas emisores localizados en la pragmática comunicacional que van desde los actores políticos, religiosos y publicitarios hasta los manejadores de los discursos esotéricos e infusos, tales como adivinos, profetizadores, horoscopistas, brujos, etc., pasando, desde luego, por consultores sentimentales empíricos.

De esa nutrida gama de performativistas, tomemos el caso de los oráculos, concebidos como instrumentos usados por deidades para concederle señales, mediante un pitoniso, a alguien que necesita algún indicio para orientar su conducta próxima a seguir.
George Deverereux en su libro De la ansiedad al método en las ciencias del comportamiento, cita el caso típico del oráculo que sólo dice las palabras que el necesitado de sus servicios quiere oír. Si usted vio el filme Matrix, recordará como la señora pitonisa le dice al personaje protagónico de la trama nada más lo que requiere escuchar para convencerse de que él no es lo que le han hecho creer que es.

En su libro Devereuux trae el autoengaño sufrido por el rey de Lidia merced al oráculo de Delfos. El rey de Lidia, Creso, le consulta al oráculo sobre quien saldría victorioso si él le hiciera la guerra a Ciro, rey de Persia. El oráculo en vez de aportar algún dato comprobable, performativiza la respuesta con este enunciado:
"Si luchas contra Persia destruirás un gran reino". Como Creso únicamente necesitaba oír eso, resuelto le hizo la guerra a Ciro en la cual salió derrotado. El oráculo no le engañó, déjeme acotarle, porque Creso en la acción bélica destruyó un gran reino, sí es verdad, sólo que ese gran reino era el suyo. Y el engaño se produjo porque el nombrado no le preguntó al oráculo a qué reino se estaba refiriendo. En ese orden, la inscripción del templo "Conócete a ti mismo" resulta altamente pertinente, puesto quien no sepa quien es tampoco sabrá qué preguntar con precisión en la consulta al oráculo. En estos menesteres se recomienda la humildad de lo que uno pueda ser para no correr el riesgo de asumirse como más sabihondo que la instancia a que se recurre.

Como resultado de que la gran mayoría de las personas, imbuidas por las exigencias de rapidez propias de los sistemas de vida cobijados por los utilitarismos e inmediatismos económico-productivos, transcurren sus raudas existencias muy distantes a las precisiones y las constataciones de envergaduras vitales, se da la tendencia, casi inevitable, a la ambigüedad, o si se prefiere, a los circunloquios de las engañifas verbales, con los que no se afirma nada porque ya no se da la necesidad de confirmar nada. Siendo de esta manera el asunto, lo performativo se convierte en un componente cotidiano de las comunicaciones humanas. Por ejemplo, Trump y sus voceros sostuvieron durante dos años (2019 y 2020) las expectativas políticas de la oposición extrema, a punta de declaraciones performativas. Constantemente se leía en titulares de prensa, por las RRSS o en boca del mismo Trump, frases como estas: "Venezuela está a punto de vivir grandes acontecimientos"; "Meterse con Guaidó es meterse conmigo"; "Venezuela es mi caso personal". También el mantra guadosiano fue performativo, al punto que aún se puede repetir puesto que no permite en su estructura falaz, ninguna comprobación en el espacio- tiempo. 
La cotidiana vida está repleta de frases performativas jamás confirmables.

Los "ya vengo" de mucha gente que le dice a sus familiares cuando sale de sus casas y dura todo el día o gran parte de la noche y de la madrugada fuera. O el "Se lo juro" de alguien que recurre a esa simplura de la lengua buscando que se le crea. O "El antes y el después" de fotos de gente que fue fea y después fue bella. Era muy famoso un letrero en los tiempos en que los negocios o bodeguitas fiaban, donde se leía: "Hoy no le fío pero mañana sí".

Los revolucionarios, cualquiera sea la índole ideológica de la revolución que performativamente están implantando, a menudo recurren a expresiones que lejos de hacer constatable las "enormes realizaciones" que están cumpliendo, en términos estrictamente lingüísticos más bien las mitifican. Fíjese en estas anfibologías palabrísticas: "La revolución es algo que se construye todos los días"; "Estamos en la fase de hacerle la revolución a la revolución"; "La revolución termina en donde comienza la revolución". 
Ciertos políticos han pasado a la historia por su performatividad extensa e intensa.
Fidel Castro en su participación de 1968 en la sede de la ONU, le prometió a la concurrencia que lo oiría que iba a ser lo posible por serle breve -cumpliendo con esto con el requisito de los performativos duchos- y le habló a la concurrencia durante 4 horas y 29 minutos. Eso no fue nada con lo que hizo el republicano Ted Cruz quien le habló a su auditorio 22 horas.

Ojalá esta sucinta exposición sirva para caer en cuenta que los embaucamientos e ilusionismos al que a diario muchos de nosotros caemos, se debe sobremanera a que no le percibimos al otro (sea este la pareja, el líder, la persona de confianza...) su intencionalidad, bien sea de engañarnos o bien sea de no comprometerse. Pudiera darse el caso que el propósito sea el de la burla como es el caso de un señor que saliendo de viaje desde Acarigua estado Portuguesa hasta ciudad Barinas, bajo el sol abrazador del mediodía del llano venezolano, le pregunta a la gente que le acompaña en el auto que él conduce, que si tiene sed. Toda la gente consintió que sí. Pero el señor no se detuvo en ninguno de los sitios de la vía para que sus acompañantes se refrigeraran hasta que llegó al destino.
Alguien, ya en la casa en que llegaron, le hace la observación de que para que preguntó si tenían sed si no se iba a parar en ninguna parte. El señor le aclaró que el preguntó era para saber si tenían sed. Que si alguien en el viaje le hubiera pedido que se parara en alguno de los tantos establecimientos de la vía para tomarse algo, él se hubiera detenido con mucho gusto.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


PASEOS EN EL REPOSO - 32

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PASEOS EN EL REPOSO - 32

Los chistes son tales porque el humor los hace posible. El humor a su vez está orientado a sacarle al menos una sonrisa a la personas a quienes va dirigido a través y de algún medio (filmes, rrss, tv...).
Pero el humor en su fin último por ser trabajado por gente pensadora y sonriente, más bien busca que los receptores del humor, mediante el mensaje humorístico elaborado, accedan a niveles de razones y razonamientos de mayor envergadura que las racionalidades cotidianas.

Como todo en nuestra humana vida, el humor presenta variaciones muy bien definidas. Como no se trata aquí de desplegar un discurso humorológico acerca del punto, únicamente nombro dos. Uno es el humor spleen (humor negro cultivado por los anglos) y el otro, el humor pedagógico-orientativo, muy poquito desarrollado porque entre otras causas, los intereses ideológicos detrás de los Mass- Media (medio de masas) lo menos que les importa es la evolución educacional de sus consumidores.

Por el lado del humor spleen, quienes lo desarrollan pretenden, apoyándose en el cinismo cruel, que las personas capten la ridiculidad del mundo y su gente y de la gente y sus cosas. Por ejemplo, el Diccionario del Diablo hecho por un gringo recalcitrante (Ambrose Bierce, servidor de las tropas rebeldes de Pancho Villa), da un concepto spleen del hombre casado cuando en el vocablo Bruto en vez de encargarse de su definición, brevemente coloca: Ver Marido.

Acerca del humor que enseña. De ese humor didáctico cuyas elaboraciones nos ofrecen valoraciones edificantes, le dejo dos chistes como ejemplo. Quizá ya los ha oído. El primero lo leí en aquella revistica histórica llamada Selecciones, y el segundo lo contaron en un salón-clase universitario. Estos son:

PRIMER CHISTE:
Van dos amigos a desayunar. Uno de ellos, de nacionalidad nipona, invitó.
Desde que llegaron al establecimiento, el invitado notó que el buen trato que su amigo le daba al dependiente del sitio, no era correspondido por éste. A los amables "buenos días" del referido, el dependiente, sin mirarlo siquiera, pronunció un "gracias" seco. El "qué quiere", fue igual. Cuando les llevó el desayuno a la mesa su conducta fue indiferente como indiferentes fueron las respuestas relativas a su esposa, a sus hijos y a su mascota, que con amabilidad le hacia el entusiasta nipón.
Ya desayunando, el amigo invitado, intrigado por lo presenciado, le manifiesta la extrañeza de la conducta gentil de uno ante la despección del otro. El amigo le aclara su comportamiento para que ser bien entendido, evitando que su amigo lo tome por tonto o por despistado. Esto dijo:
"Mi actitud ante las personas es siempre así: amena y caballerosa. Mal podría yo modificarla porque tal o cual persona no sea igual conmigo. 
Con este señor que como tu viste es casi una cosa empedrada, yo me hago más consecuente con mi actitud para dejar constancia de que no dependo de los demás para poner en práctica mis valores personales".

SEGUNDO CHISTE:
También de dos amigos.
Luego de 18 años sin saber del otro, dos amigos se topan casualmente en un Centro Comercial. Impactados por la emoción ambos acuerdan tomarse un cafecito para no dejar pasar la oportunidad casual de verse.
Instalados en una cómoda mesita del primer café que divisaron en el Centro Comercial, inician su conversación.
El más impactado de los dos, de pronto le dice al otro:
-¡Caramba!, mi sorpresa no sólo es por verte, que ya es mucha, sino que también me sorprende lo poquito que has cambiado. Estás casi igualito a cuando te de dejé de ver la última vez. En cambio yo, fíjate, he engordado, respiro con dificultad y luzco más viejo que la edad cumplida. ¿Cómo has hecho? ¿Tienes algún secretico?
El amigo, tratando de ser lo más sincero posible, sonriente le confiesa:
- Bueno, a decir verdad, si es que tengo algo que me favorezca, es que evito caer en alegatos y discusiones con las personas que trato; tanto las de la casa, incluyendo a mi compañera sentimental, como a las demás personas de afuera. Y no discuto porque en poco o en mucho, les doy la razón.
Esto no le gustó a su amigo, quien replicó.
-Un momento, chico. Creo que estás ahí equivocado. Desde mi punto de vista no hay que omitir lo que uno piensa. Hay que ser directo con la gente, quienquiera que ésta sea, y plantearle la opinión de uno, de frente.
Cuando terminó de explicarse en sus consideraciones al respecto, el otro amigo, mirándolo tranquilamente a los ojos, le dijo:
- Amigo, eso que tú afirmas es cierto. Tienes mucha razón. Lo tomaré en cuenta.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET