FANS DE FÁBULAS (VI)

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FANS DE FÁBULAS (VI) 

FRANCIS FUKUYAMA: 
Siempre he tenido la impresión de que, cien años después de la muerte de Nietzsche, estamos mucho más lejos del superhombre o del último hombre de lo que el filósofo predijo. 

GIUSEPPE TOMASI DI LAMPEDUSA: 
Es necesario que procuremos cambiar las cosas para que estas sigan permaneciendo igual.

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Durante décadas tras décadas todos los gobernantes de países tercermundistas le han entregado el Mando a sus sucesores en las mismas condiciones tercermundistas con que el Mando fue recibido.

Va mucho tiempo que Estados Unidos ocupa el primer lugar en el consumo de drogas. Tanto que no se exagera si alguien afirma que Estados Unidos es el caso histórico de consumo de drogas jamás presenciado en este triste o alegre mundo, y sin embargo cuenta con la DEA (Drug Enforcementet Administration), institución fundada en un lejano 01.07.1973, para efectuar un recio combate contra el maligno flagelo. En Venezuela a partir de 1923 (más/menos) se hace país petrolero, dependiendo de la gerenciología, del capital y de la tecnología específica pertenecientes en tanto factores productivos, a las multinacionales del petróleo. Hoy, en 2024, los gobernantes de Venezuela no pierden oportunidad para invitar a los inversionistas multinacionales para que vengan al país con sus capitales, porque la industria petrolera nacional por sí sola no está posibilitada para cumplir con tan vital misión.

Hay demasiados casos en la humana vida con los cuales hacer notar el fenómeno de la reiteración inagotable de lo dado. Es decir, una vez algo dado (la niñez abandonada, la neo-esclavización, los correbous o toros sanfermines persiguiendo y atropellando gente por las calles en España, delincuencia organizada, Santa Claus navideño en pleno trópico caribeño, etc.,) sin importar que sea un caso de injusticia social, de diversión extravagante o de simbología transculturizada, inevitablemente surgirán instituciones especializadas y el funcionariado inherente que se ocuparán de tales casos... para siempre, aunque se modifiquen o se cambien las denominaciones.

Así el asunto la frase bíblica puesta en boca de Jesús el Cristo "...siempre tendrán pobres...", de cierto no fue mera hipérbole.

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En una modalidad de vida societal sostenida y operativizada por instituciones, todo ahí se torna institucionalizable. Se institucionalizan los días ("Día sin fumar", "Día de los difuntos", Día de la secretaria"...), se institucionalizan los eventos varios (temporada y post-temporada de béisbol, las procesiones marianas...), se institucionalizan determinadas personas de gran recordación pública (líderes políticos, héroes patriotas, cantantes folclóricos...), e incluso, tan estirable resulta el concepto "institucionalidad" que actividades antisociales por ser nacionalmente practicadas, como la corrupción por ejemplo, terminan siendo tomadas y aceptadas como instituciones no formales.

Ante tanta importancia endosada a una creación inserta en la esfera de lo estrictamente humano, es de rigor metódico indagar y reflexionar con disciplinariedad teórica sobre qué contienen las instituciones en su naturaleza que posibilitan la reproducción de los males sociales que de manera manifiesta declaran que combatirán.

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Para este socioanálisis de la Institucionalidad, en su rol reiterativo de lo que es una vida societal repleta de asuntos o de trabas sin resolver, a despecho de las instituciones levantadas con la misión y visión de resolver tales asuntos y trabas, serán tomados dos fundamentos básicos de la institucionalidad: uno, el currículo institucional y otro, la razón de ser de institucional. Comienzo con el currículo institucional:

3.1

¡Por supuesto!, hace falta, evitando ambigüedades, precisar mi manejo conceptual de "currículo" en este planteamiento. No desconozco que cuando se habla de "currículo" de inmediato se actualiza en nosotros el "plan de estudios" de las instituciones educativas. Como no busco restringirme, la idea de currículo la tomaré en el alcance general, válido en cualquier praxis institucional. Esta idea indica que "currículo institucional en general es el texto que representa y presenta las aspiraciones, intereses, ideales y formas de entender su misión en un contexto histórico determinado". O sea, que cada institución erigida, por fuerza tendrá su currículo estatutario con el cual se regirá y regirá la existencia de sí y la existencia de la gente que esté involucrada con la institución.

Lo curricular, lo estatutario, siendo parte importante de lo visible de la institución (educativa, religiosa, militar, laboral, familiar...) jamás podrá visibilizar la severidad con que ella, la institución, maniobra en la búsqueda y consecusión de la necesarísima obediencia del cuerpo funcionarial con que ella en tanto ser estatuido se expresa. La cuestión de la obediencia sería un componente del "currículo oculto" institucional.

Bajo la línea de la obediencia las personas deslizan las banalidades (superficialidades) desde donde se apoyan. Ora en la banalidad del bien pretendiendo recompensas y dignidades de los superiores, merced al acatamiento obediente con los superiores institucionales (Jorge Freire trata este fenómeno en La banalidad del bien), ora en la banalidad del mal asumiendo ciegamente los mandatos de los superiores abrazados al mero cumplimiento del deber (Hannah Arendt trata este fenómeno en La banalidad del mal).

Al margen de cualquier banalidad a la que se sirve, las personas les corresponde no tanto ser pero sí parecer ante la institución con la obediencia debida. No tienen de otra. Ir o estar en la Escuela, en la iglesia, en el ejército, en la penitenciería, en el ancianato, etc., implica la oportunidad de vivir la experiencia del obedecer. Ahí en esos recintos la carga de ser libre o se desconoce o no constituye un paraje de referencia válido.

En la obediencia y obedeciendo, el personal humano institucionalizado, incesantemente reproduce la institución que es a la vez reproducir el modelo societal engendrador de las instituciones que están a su más completo servicio incondicionalmente.

Por razones de extensión dejo pendiente para la inmediata próxima entrega del blog, el subpunto 3:2

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

FANS DE FÁBULAS (V)

FANS DE FÁBULAS (V)

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FANS DE FÁBULAS (V)

"Se nos empuja o se nos encadena a lo largo de toda nuestra vida". 
EDWIN BISSELL HOLT 

"No es posible guiar a los hombres hacia lo bueno; sólo puede guiárseles a algún lugar". 
LUDWIG WITTGENSTEIN

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Cada vez que un grupo humano se congrega para tratar un asunto o varios asuntos del interés del grupo, independientemente de la edad civilizatoria histórica (edad antigua, medioevo, moderna, post-moderna...) e independientemente del número de participantes y de la naturaleza del grupo (familiar, laboral, deportivo, cuerpo colegiado, etc.), tal congregación se da en el marco de lo práctico, simple y llanamente porque hay instituciones pre-dadas que permiten vehiculizar y hacer expeditiva la congregación. Y según sea la estructura y funcionalidad de lo instituido (como lenguaje, como economía, como normatividad...) las expectativas de los participantes serán satisfechas en mayor o menor grado. Esto por un lado. Pero por otro lado, para que en una vida humana inserta en los avatares de la existencialidad, asuntos como la pobreza, la corrupción, la esclavitud sexual, la guerra, para citar unos asuntos puntuales muy visibilizados en el mundanal de vicisitudes extremas, todavía no se han podido resolver, debe ser debido a que las fuerzas sociales que se han reunido para tratar esos y otros asuntos a lo largo del despliegue del tiempo, no han contado con una realidad institucional cónsona con la gravedad de los asuntos. Tanto que tales asuntos pertenecen desde la oscuridades del tiempo al nicho de lo sempiterno, o si se acepta, a las tareas sempiternamente pendientes.

2

Nos resulta bastante incómodo la idea de que la vida social en lo rigurosamente humano, prosigue siendo igual -o quizá hasta peor- a los tiempos cuando Adán y Eva andaban por ahí viviendo desnudos cual orates.

Esta idea o esta triste reminiscencia, tomada bajo el carácter de referencia de nuestra deficiente e insuficiente evolución humana (en los planos de las humanidades, de lo espiritual y de lo estético), ha sido expuesta en variedad de maneras.

Buscando serle explícito en este aspecto, citaré la visión del psicólogo y filósofo social Burrhus F. Skinner acerca de nuestra pobre evolución humana, la cual (nos) ha imposibilitado hacerle frente exitosamente a los asuntos inherentes a nuestro humano vivir. Lea, por favor, esta observación meticulosa de Skinner:

La física y la biología griegas tienen hoy día tan sólo un valor histórico y a ningún físico o biólogo contemporáneo se le ocurriría buscar en Aristóteles la solución a cualquiera de sus problemas. Sin embargo, los diálogos de Platón son lectura obligada para los estudiantes, y se les cita con frecuencia como si dieran luz esclarecedora para explicar la conducta humana actual. Muy probablemente Aristóteles sería incapaz de entender una sola página de cualquier tratado actual de física o biología, y, en cambio, Sócrates y sus amigos tendrían muy poca dificultad en seguir cómodamente la mayoría de las discusiones contemporáneas concernientes a nuestro problemas humanos". Dicho en términos desgarradores, durante milenios y milenios los seres humanos en los intereses por resolver su problemática humana están igual a como estuvieron los precavernícolas y los cavernícolas, los antiguos y los post-antiguos.

En lo atinente a los modernos y los postmodernos de hoy con toda la psicodelia teorético-conceptual con que abordan la humana realidad (la "micro-física del poder", "todo lo sólido se desvanece en el aire", la "vida líquida", "la sociedad del cansancio"...), se encuentran tan atrapados y empobrecidos como estuvieron sus antecesores. Al punto que si Sócrates, Platón, Tales, Cicerón, Trásimaco, etcétera, salieran de sus nadas a predicar sus visualizaciones tocantes a la naturaleza humana y las respectivas estructuraciones destinadas a que esa naturaleza se exprese, conseguirían tantos adeptos que por necesidad estratégica se verían obligados a fundar instituciones político-doctrinarias para complacerlos, y de ese modo experenciar de nuevo, aun no pretendiéndolo, la alucinante ilusión del "eterno retorno a lo mismo".

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Si la naturaleza humana -llamada segunda naturaleza- se nos presenta reacia a ser transformada, presentando como fehaciente prueba que al margen de cualquiera sea la conformación con que se presente la realidad social, lo humano reitera una y otra vez los problemas básicos, pareciendo, debido a la tendencia de repetirse el conjunto básico de asuntos problemáticos, de que la naturaleza humana está condenada a contenerlos indeterminadamente, cabe interrogarse a secas ¿por qué así?

Cualesquieran sean las respuestas vitales, el punto de la institucionalidad se nos coloca como insoslayable, puesto que todos los esfuerzos que se han hecho para atacar la problemática básica (problemática que de acuerdo sea la complejidad de la vida humana en el tiempo de su despliegue, va aumentándose cada vez más cuantitativa y cualitativamente), de ordinario se gestionan desde la institucionalidad. O para precisar, desde determinadas instituciones específicas, levantadas para acometer también problemas humanos específicos.\ Por ejemplo: buscando combatir las inmoralidades del espíritu se levantan las iglesias. Para hacerle frente al consumo de estupefacientes se presentan las instituciones antidroga. Para batallar contra el desconocimiento de los derechos del niño y del adolescente surgen instituciones tipo UNICEF, etc., etc.

No obstante haber para cada asunto humano problemático su correspondiente institución cuya misión, visión y función es luchar por resolverlo, la problemática, y repito, cuantitativa y cualitativamente avanza en una linealidad exponencial.

En la próxima entrega me encargaré de desentrañar el carácter perverso y vicioso del componente institucional, el cual es facilito de comprender, pero para lidiarlo la humanidad o la gente abocada a ello, al día de hoy, ha salido con las tablas en la cabeza, casi rotundamente.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET



FANS DE FÁBULAS (IV)

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FANS DE FÁBULAS (IV) 

"Como no podemos cambiar a los hombres, cambiamos a cada paso las instituciones". 
JEAN LUCIEN ARRÉAT (1841-1922).

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Para responderle al mochilero Richard (personaje protagónico del film La Playa, interpretado por Leonardo DiCaprio) a su pregunta de orden moral, que él se hace luego de notar la imposibilidad de cambiar las cosas, nos corresponde considerar el poder intrínseco de la institucionalización, no sólo porque la pretensión de institucionalizar va de la mano con la necesidad de creer que cuando algo se institucionaliza cobra fuerza de realidad y de transcendencia, sino también que la institucionalidad de una idea, de una valoración o de algún propósito de los muchos habidos, le confiere niveles altos de seguridad resolutiva a aquellas personas o a aquel colectivo buscador del refrendamiento institucional.

La pregunta de Richard reza: "¿Por qué las cosas continúan iguales si la intención inicial era cambiarlas?

Desde luego, Richard no buscaba formalizar instituciones. Pero se hace la pregunta porque ignora -Richard no está obligado a saberlo- que el asunto de la institucionalidad abarca tanto el marco formal como el marco informal de la realidad respectiva de las instituciones. Siendo así, salvo excepciones, todas las actividades humanamente realizadas, están trazadas en alguna manera y categoría, por la esfera de lo institucional, significando esto que las actividades humanas, aunque no se procure ex profeso propenden a convertirse en formas o configuraciones institucionalizadas, las cuales por fuerzas a veces difíciles de explicitar desde las meras fachadas, se van distanciando de las intenciones de cambio que en un principio entusiasmaron a hacerlas.

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Bajo la luz de las ciencias sociales, las instituciones están localizadas en lo supraestructural. Esto es, en la superficialidad de la vida social. Son perceptibles de entrada.

A vuelo de pájaro se nos presentan personas por las calles vistiendo uniformes con los que representan instituciones (fiscalizando el tránsito automotor, vigilando el orden público). Además en un vuelo de pájaro se ven iglesias, se ven edificaciones escolares o edificaciones que alojan funcionarios judiciales, medicinales, educacionales, etc. También es parte de lo supraestructural, de lo fácilmente perceptible, todo el corpus de leyes, de reglamentos y de normas, con que la red institucional rige oficialmente sus desempeños.

Lo que no es visible a vuelo de pájaro está contemplado en aquello concerniente al porqué las instituciones constituyen, casi paradojalmente, una rémora al avance humano, un entorpecimiento o un peaje muy caro que impide captar la realidad más allá de las superficies de las realidades de las formalidades, diseñadas estas desde la lógica institucional. Lógica cuyo contenido y aplicación permite la sujeción de las personas a la rueda devastadora que las va triturando sin que caigan en cuenta de ello por la normalidad patológica con que opera el imperativo institucional.

Indagar sobre el percance estructural emanado de las instituciones amerita una V entrega, y ¿por qué no? una VI entrega si se hace necesario, de este planteamiento, comenzado hace tres semanas.

¡¡Muy pendiente quedo!!

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

FANS DE FÁBULAS (III)

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FANS DE FÁBULAS (III) 

Lo que pega las personas a las superficies de las formas, lo que va chupándolas a las profundidades superficiales de los modelos y arquetipos conductuales, no son las formas ni son los arquetipos a secas, son las formas, son los arquetipos pero configurados y estructurados en Instituciones...

"Las instituciones sirven para aplastar los derechos humanos".

LUDWIG VAN BEETHOVEN.

"Hemos limitado nuestra visión del mundo a los marcos de nuestras instituciones y somos ahora sus prisioneros".

IVAN ILLICH.

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Todo acto humano que se haga (o no se haga) en la esfera social terráquea, amerita su respectiva matriz axiológica y su respectivo marco significativo, con los cuales lo hecho (que pudiera ser una revolución, una guerra, un cambio de constitución, una división político-geográfica de un país en dos partes, etc.) se pueda justificar. En esta línea, las instituciones se instauran diseñando una misión, una visión, unos objetivos, etc., dentro de un principio específico con lo que obtendrá, para la necesaria justificación, su "razón de ser".

Esto no tendría consecuencias perversas en lo antropológico y en lo teleológico (disciplina de los propósitos y finalidades) si no fuera por el pormenor de que en el despliegue espacio-temporal de las instituciones, estas terminan fusionándose como un solo ente, con el principio o con el valor, socialmente requerido, que les permitió erigirse en tanto instituciones.

Así la cosa, por ejemplo, los hospitales, las clínicas, serán percibidos como sinónimos del valor Salud. Acontece igual con las Iglesias y el valor Dios, con los ejércitos y el valor Patria, con los tribunales y las policías con el valor Justicia, con las escuelas y el valor de Ser alguien en la vida...

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Lo paradójico, lo insólito, se hace realidad humana, cuando en la realidad humana los comportamientos de determinada gente se funda en la logicidad adversa a lo institucionalizado.

El caso emblemático lo tenemos en el activista social Muhammad Ali. Ali no fue a matar o a morir (o las dos suertes) a la guerra de Vietnam sencillamente, y así lo manifestó, porque no tenía nada en contra de los vietnamitas. Más bien le dijo al Poder institucionalizado del país donde nació: Eres tú mi enemigo. Eres tú el que me niega la justicia y la libertad que no disfruto. Sea pertinente notificar que Ali abandonó el nombre de Cassius Clay porque ese nombre le fue impuesto. Para enfatizar la idea dilucidó: Cassius Clay fue un esclavo. Mi nombre es Muhammad Ali y soy un hombre libre.

Si no hubiese determinados seres humanos que se atrevieran a cuestionar la "razón de ser" de lo institucional, la vida humana sería semejante al correr de los cursos fluviales. Los ríos nacen y corren hasta el mar por rutas naturales no modificables por ellos. Empero no siendo el ser humano una expresión cósmica predeterminada, la gente que por razones varias, logra moverse contrario a lo preestablecido en los modelos y formalidades de la vida organizada en arreglo a los ordenes sociales dados en la historia, le muestran con ello al resto de la humanidad que detrás de la fachada institucional, interactúan fuerzas, móviles y dinámicas, inherentes a la realidad ocultada por las superficies de esos órdenes sociales.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

FANS DE FABULACIONES (II)

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FANS DE FABULACIONES (II) 

"El que vive de las apariencias se convierte en esclavo de lo que no es".
MIGUEL FENRIR TOSTADO DE ALIOTH, Pinterest.

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Cuánto cuesta digerir cognitivamente que el ser humano es una entidad psico-orgánica hundida -y extraviada; quizá perdida sin remedio- en la superficie de las formas. En las formas, sea útil decirlo, que él mismo inventa en la pretensión de convivir sociablemente con los otros seres humanos.

Formas tales como Dios, Democracia, los Derechos, el Diálogo, para nombrar las formas más sobresalientes en las normas de convivencia, en el decurso histórico en vez de convertirse en puentes de enlace sistémico-orgánicos, más bien tales formas han terminado por convertirse en combustibles que avivan el fuego, donde constantemente se incineran las esperanzas de hacer de este planeta un planeta vivible desde un punto de vista de la sanidad societal.

Al darse, por lo contrario, un planeta en cuya superficie se despliega un mundo infeliz, que para abordarlo en condiciones de entenderlo y explicárnoslo en un mínimo aceptable, se necesitan investigaciones, estudios, metodologías e interpretaciones analíticas y reflexivas, que por sus rigurosas complejidades, no están al alcance de la persona promedio, que en tanto persona promedio, lo que quisiera sería existir con un poco de tranquilidad y sosiego, los días que le toque estar en la tierra.

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Que una humanidad esté hundida o atascada en las superficialidades de las formas deja ver a todas luces que éstas no son simples ideas acerca de lo considerado valioso (Dios, Democracia, Derechos...), sino que en el devenir de sus respectivos procesos, van adquiriendo el rango de modelos o de conformaciones paradigmáticas, aceptadas por unos y rechazadas por otros, generando los concomitantes inconvenientes, inevitables en todo aquello perteneciente a las realidades de las creeencias, cuyo rasgo sobresaliente consiste en que quien asuma una creencia, quien convierta una creencia como algo suyo, deja de percibirla como una "creencia". Ante por el contrario, la introyecta en el sistema de su mente en calidad de "verdad" no susceptible a discusión (llámese esto dogma).

Así el asunto, ya los valores iniciales que pudieran haber tenido las formas (ontológicos, espirituales, cívicos...), merced al modelo o al paradigma, se van convirtiendo en divagaciones etéreas, que para entender el valor "Dios", por ejemplo, se requiere exegetas y hermenéuticos especializados, o para hacer realidad un "Derecho", otro ejemplo, se hace imprescindible que el necesitante cuente con el monto de dinero solicitado por el profesional experto en leyes, el cual según su reputación en el mercado de la justicia, le garantizará en términos negociados el disfrute del Derecho buscado.

De manera pues que el asunto Dios, para seguir con el ejemplo, ya no depende de aceptar su existencia y de depositar la fe en Él. Depende del modelo en que se asuma al Ser celestial. Que si el modelo de Dios provienede del judaísmo, sin duda, le va a generar alguna traba con aquellos seguidores de otros modelos (islámicos, cristianos, budistas, luciferianos...). Igual ocurre con el valor Democracia, Diálogo y otros tantas formas inventadas al principio para hacer expedita la convivencia entre humanos y que a lo largo de los tiempos cumplidos, aparecen como molestos obstáculos "duros de roer".

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET