LA PERCEPCIÓN DEL VALOR EN EL CERO %
Platón creía que sabemos lo que sabemos gracias a la razón y que nacemos con dicho conocimiento en nuestro interior.
LOU MARINOFF
Para el bautizo de un libro de economía y petróleo, una de las féminas invitadas invitó a su vez a una persona que sólo ella conoce más o menos. Le dijo que la acompañara para que le hiciera ver y oír en el evento del bautizo, cosas que ella no podía ver ni oír. El subinvitado no fue, dándole una excusa de mentira, y la fémina perdió la oportunidad de ver y oír cosas que a ella le cuesta demasiado captar.
Comuniqué lo anterior para hacer notar que existen seres u organismos que se dotan y se van dotando por la necesidad que poseen de percatarse de lo que coexiste con ellos en el entorno, de la cualidad observativa de las minucias significantes de la realidad viva, e incluso, de realidades estimadas muertas.
Hablando con un místico, quien para disimularse vende chucherías en una terminal terrestre, acerca del Conde Saint Germain, yo le expresaba que una de las extrañezas de este conde era que los consumos hechos en sitios públicos, los cancelaba con metales preciosos. Ante eso el místico me aclaró que sin duda Saint Germain había aprendido la percatación de la utilidad de lo desechado, de lo inservible, de todo eso que por basura, pasa desapercibido a los ojos de la común humanidad. Y como son objetos restados de los bienes públicos, nadie los recoge, excepto los dotados en agarrarle las bondades a lo inservible.
Ambos recordamos el caso de Mitriades VI el Grande, rey del Ponto, enemigo mortal del Imperio romano antes de la era cristiana. Por su observación no sólo se hizo del aprendizaje de 22 lenguas de aquellos entonces. También observando y recolectando informacion, logró inmunizarse contra los venenos mortales de su tiempo.
Luego por la noche, revisando algunos portales de la Red, me conseguí con el acontecimiento deslumbrante de que un chico de Nigeria, con apenas 17 años y consumiendo sólo dos años, creó a Tech, un robot construido a punta de basura y chatarra que el observador de lo que se bota, recogía por aquí y por allá. El muchacho-genio se llama Isah Auwal-Barde. Se puede localizar en el estado de Kano.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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