LA MÁXIMA VELOCIDAD DENTRO
DE UN BREVE ESPACIO
"Lo cotidiano. No sólo es aburrimiento, futilidad, repetición, mediocridad; también es belleza...".
MILAN KUNDERA (EL TELÓN)
El valor material de la vida se precisa por la determinación exponencial de los valores finitos. Si la vida de uno fuera interminable carecería de valor, o su valoración tendría que estar en rangos de las referencias cósmicas. Tómese como probable, en virtud de los avances tecno-científicos, que la vida particular de alguien o de todo un colectivo social, se lograra extender a lo largo de los siglos y de los milenios, entonces el tener acceso a la experiencia inmensurable de vivir, dependería de la necesidad que tuviera el colectivo societal, de esa vida particular del alguien que viene a vivir. Es decir, se viviría en contextos vitales mediados por la necesidad a satisfacer por ese alguien que es traído al mundo de la eterna vida. Esto sólo son probabilidades pero no imposibilidades.
Comoquiera que sea, al estar nuestra vida dada en términos acabables, cobra una importancia especial por la brevedad terrestre en la que se da, o se nos da.
Como se puede esperar en la vida, ésta se convierte en tópico de interés para todos los seres humanos, los cuales en algún modo y medida, se les puede considerar "vivientes".
Como tópico interesante el tema "Vida" aparece tratado en películas, en narrativas literarias, y entre otras expresiones, encontramos las canciones. Y justo una de tantas canciones referidas al vivir, está el tema compuesto en 1977 por Jacques Revaux y Pierre Billon para el cantante Jonhnny Hallyday "Me olvidé de vivir". También debido a su éxito en Francia, el español Julio Iglesias y los integrantes del Dúo Dinámico, en 1998 hicieron su versión; versión que impidió por su éxito, que la versión francesa no fuera conocida en las latitudes del habla hispánica. Tanto que Raphael y Manuel Carrasco hicieron una versión reciente a dúo muy visitada en YouTube.
Si usted ha oído la canción en español habrá notado en la letra, la insistencia de un cantante en hacer ver que debido a los intentos de ser el primero en todo, en regodearse en aplausos del público, de jugar con los sentimientos, etcétera, se olvidó de vivir. La versión en francés tiene más contundencia, pues ahí el olvidador de la vida no es un cantante sino un varón desarraigado de la sociedad. Nos dice que "A fuerza de ser indio, Ángel del infierno o bohemio. De llevar en una mano el amor y en la otra el odio, él se olvidó de vivir".
Note usted que a pesar de tantas cuestiones y asuntos que los narradores o protagonistas de las dos versiones hacen y atienden, ninguna merece el calificativo de "Vida". Todo lo hecho por ellos más bien fue, si no obstáculo para "Vivir", por lo menos les representa un desviamiento de lo significado por vida. Desde otro ángulo, podemos tomar la totalidad de acciones realizadas, al no poseer el rango de vida, bajo el carácter de "Existencia". Nunca la canción podría titularse "Me olvidé de existir", porque eso mientras el cuerpo esté funcionando, es imposible de hacer. Al respecto un filósofo colombiano, Milo Fernández, fue citado en la revista El malpensante, con esta afirmación escéptica: "Lo malo de existir es que se existe todo el tiempo". En tal perspectiva el problema de los seres que vienen a esta partecita del universo llamada por sus visitantes Tierra, no es exactamente "Existir". El problema es (poder) "Vivir". Poder alcanzar algún grado, algún nivel que supere la simple existencia.
Ahora la "Vida" por su simplicidad se nos presenta difícil definirla. En mi caso no cometeré el error de buscar aquí una definición. Únicamente me remitiré a la lógica emanada de la Teoría económica en lo concerniente a los valores agregados. Siendo así, le aporto a usted esta consideración: la "Vida" es el valor añadido que le hacemos al diario existir. Tómela, por favor, como un plus humanístico (capte que no digo humano) que usted se esfuerza en lograr en todo lo que personalmente hace.
Si no hacemos esfuerzo alguno, solamente haremos lo advertido por la canción de marras. O sea, personas en la dejadez de la existencia.
Antes de terminar, le dejo lo expresado por David Bolchover en su libro empresarial Los muertos vivientes:
"Hay millones que no hacen nada, pero no hay de que preocuparse porque la mayoría de ellos tiene trabajo".
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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