DISTANCIA PROFESIONAL
"Las conquistas más valiosas del espíritu son las últimas en lograrse; mas las conquistas más valiosas son los métodos".
FRIEDRICH NIETZSCHE
Cuando la policía recurre a los vídeos luego de algún robo a un banco, o algún establecimiento robado en el que haya cámaras filmadoras, entre otras cosas, busca detectar el grado de profesionalidad (o profesionalismo) de los ejecutantes del acto delictivo. Según sus acciones y procedimientos completados por ellos, la policía podrá establecer si los delincuentes son o no profesionales o novatos.
Este ejemplo sirve para darnos una idea de lo que significa la profesionalidad, la cual dentro de su complejidad, exige para ser conseguida en grados aceptables, precisión en el desempeño, exactitud en los tiempos consumidos, utilización del instrumental requerido para la eficiencia y capacidades con el objeto de lograr resultados eficaces. Pero las exigencias de la profesionalidad no se estancan ahí. Con otro ejemplo podemos percatarnos de otro detalle.
Una prostituta será o no será profesional, no por el lugar donde desempeñe el viejo oficio, ni por los instrumentos usados para cumplirlo de la mejor manera, ni por la productividad sexual alcanzada en el consumo del tiempo clientelar. La prostituta será una alta profesional en su arte, si aparte de tener a su disposición las referencias nombradas, logra la más importante de todas: la de no involucrarse sentimental ni emocionalmente con la realidad de su trabajo.
Si hay personas ostentadoras de títulos profesionales, otorgados por Casas de estudios superiores, que no ejercen su profesión enmarcadas en los rigores de la profesionalidad, no se les puede calificar, con el rigor del término, como "profesionales". Aunque son casos que aún se les puede tipificar bajo el carácter de excepcionales, encontramos en variados ejercicios profesionales (psicólogos, psiquiatras, docentes, ginecólogos, sacerdotes, monjas, abogados, etc.) que por no haberse asimilado a estándares mínimos aceptables de profesionalidad, se ven involucrados emocional y delictualmente, contra los receptores de sus servicios.
En ese sentido de involucrarse sentimentalmente, sé de un caso extremo en lo profesional de un Docente de Educación media, quien habiéndose interesado en una bella alumna, esperó hasta su graduación para exteriorizarle su gusto hacia ella. Cuando ocurre lo contrario, se da debido a que la carga subjetiva de la persona, se coloca por encima de cualquier principio ético proveniente de su estatus profesional. La profesionalidad no se logra en los estudios formales. Los estudios, en el mejor de las situaciones, reflejan los grados de profesionalidad que va adquiriendo el educando. Los rudimentos de esa cualidad se ventilan desde la base de la edad temprana, bien en el hogar, bien en los juegos infantiles (no importa si éstos son electrónicos o tradicionales), habida cuenta de que tanto en la vida hogareña como en la vida lúdica, el ser en formación conecta con realidades que le plantean la necesidad de orden mental combinada con disciplina corporal-conductual. Que si se carece de estos elementos básicos, porque los padres no tienen el conocimiento de que el hogar constituye un escenario formativo de valores competitivos, o porque los juegos en los cuales participa el infante, no se respetan las normas del propio juego y son convertidos estos juegos en meros relajos, entonces el perfil profesional va quedando a un lado, y los representantes del ser en formación, sin saber le dejan ingenuamente la adquisición del valor a la posteridad de "hacer carrera".
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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