PASEOS EN EL REPOSO - 22
En el marco del ficcionismo extremo (pero halagador) de la serie de AXN Mentes criminales, hay una entrega donde una escritora de ficciones aumentadas ("Ursula Kent") escribe un libro ("El planeta vacío") cuyo tema es presentar la visión desolante de una vida terrestre domeñada por la Inteligencia artificial. El libro le genera a un huérfano que tuvo la circunstancia horrible de leerlo, la necesidad de matar gente que se sirve de alguna manera de tal Inteligencia.
La Inteligencia artificial, la cibernética y la computación, entre otras líneas de asumir la vida afectada (en bien y en mal) por las "tecnificaciones", han logrado a lo largo de las revoluciones científico-técnicas (las únicas revoluciones habidas) que los seres humanos se armen de aprensiones y malicias acerca de los mundos posibles que esas revoluciones, que esos adelantos que parecieran no-humanos del todo, puedan traer.
Ahora las aprensiones y las malicias por parte de las personas y de Lo humano están bien fundadas, pues las transformaciones y las retransformaciones que la Mente tecno-científica ha impuesto en cualquier espacio de existencia material, no es para menos. Por ejemplo, si tomamos la esfera de las producciones fabriles podemos constatar como los postulados de los procesos mecanizados, merced al avance de segunda generación de "la ola" científico-técnica, han sido desplazados por principios emanados de la producción automatizada, en la cual ya la "persona laboral" y "lo humano" como instancia, se relegaron en una ínfima expresión.
En la mecanización la persona laboral no desaparecía por completo. Sólo se veía reducido en número. Los trabajos mecanizados necesitaban para cada bloque, para cada fase y para cada operación, de operarios que inspeccionaran con sus tareas y esfuerzos específicos, el proceso productor. Pero una vez introducidos programas de fabricación automáticos, la intervención humana se hace innecesaria habida cuenta de que las máquinas se regulan y se evalúan a sí mismas por intermedio de un control central contenido en el cerebro artificial de un computador.
Hoy, cuando las máquinas constituyen parte importantísima de los tiempos humanos (además del tiempo laboral, tenemos el del descanso, el virtual y el tiempo de ocio), esos seres humanos aprensivos y maliciosos perciben y aperciben peligros porque detectan las opciones trágicas de los automatismos en que caen las personas que de algún modo u otro, por un lado, se ven más necesitados de menteautomatizarse para estar al día con la cosa, y por otro lado, de verse exponencialmente innecesarios.
Advertencias hay muchas. Desde la filosofía (por ejemplo Francis Fukuyama con su libro El fin del hombre. Consecuencias de la revolución biotecnológica) hasta la filmografía (por ejemplo la película Identidad sustituta protagonizada por Bruce Willis).
Bajo esa lumbre, elucubraciones como las siguientes podrían ser tomadas como divagaciones vagabundas para especular con el lenguaje, mas si nos acogemos a los sorprendentes imprevistos derivados de los ingenios científicos, podrían en un tiempo a la larga, quedar cortas:
• Habrá escuelas sólo para máquinas diseñadas desde su fabricación, para aprender. Si alguien necesita que su máquina evolucione y le sea más útil, la inscribirá en una escuela. El propietario podrá escoger de la plantilla docente, docentes humanos y máquinas docentes. Los docentes humanos habrán pasado para optar el cargo por pruebas de automatizaciones intensivas y extensivas. Sus capacidades pedagógicas (casi) estarán a la par que sus colegas máquinas.
• Se harán máquinas deportistas que comenzarán compitiendo con deportistas humanos de alto rendimiento. En la medida en que estos no rindan ante ellas, sólo competirán con otras máquinas. Inclusive, habrá máquinas que conducirán otras máquinas y habrá máquinas que animarán otras máquinas para que se desenvuelvan óptimamente en las competiciones maquinales. Los hombres por su lado, se harán cada vez más imaginarios tal como describe al hombre el contra-poeta chileno Nicanor Parra en su anti-poema para combatir la calvicie llamado El hombre imaginario.
• A la final, las máquinas demostrarán que Pensar no hacía falta para realizar "grandes actividades". Sin embargo, a la final, "el Pensar" quedará reservado exclusivamente para cierta gente que por alguna razón inaprensible, se dará el lujo de hacerlo, so pena de hacer el ridículo (porque ya no habrá necesidad de).
• Hubo un teórico sobre estas cosas -y refiriéndose a los computadores- que hace 55 años (en 1965) se atrevió hacer este vaticinio inverosímil para esos entonces:
"En el futuro, un computador podrá 'escuchar' discursos en una conferencia internacional y casi instantáneamente, traducirlos verbalmente a otras lenguas". El teórico se llamó Samuel Lilley y era oriundo de Inglaterra.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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