PASEOS EN EL REPOSO - 21

 

PASEOS EN EL REPOSO - 21

En la lógica de la materialidad económica mercantil nada es "de gratis". Eso se hace difícil aceptarlo por cuestiones de resguardo espiritual, pero con estos dos breves ejemplitos puedo hacer más o menos inteligible el axioma mercantil. Uno es el continuo ejemplo del cigarrillo.

Que alguien compre cada día o cada 3 horas (indicando este fragmento un mínimo posible de tiempo) una caja de cigarrillos para el autoconsumo, significa económicamente que está pagando el precio para potenciales enfermedades. O sea, enfermarse potencialmente para ese alguien, o curarse potencialmente, si tiene suerte, no le son procesos gratuitos. Lo mismo le ocurriría a un paciente de calvicie, y esto es otro ejemplo de costos. Si alguien que padezca del caso de encalvar comienza a comprar tónicos capilares que le prometen devolverle los cabellos idos, biológicamente no sólo encalvará. También, dentro de la referencia económica por encalvar estará pagando. Es decir, ese alguien el encalvamiento no le sale "de gratis". Hay otros ejemplos como el caso de esas personas que pagan para que las odien. Pagar para ser amado como que es económicamente más aceptado por el grueso de los seres humanos.

Pagar para ser amado -quien paga amor poco le importa si este es de verdad u otra cosa- se nos hace comprensible, pues el amor aún siendo pagado no le hace (tanto) mal a su pagador. Lo que sí merece cierta explicación es pagar para ser odiado. ¿No le parece?

Tengo a la mano una breve situación en donde alguien es aconsejado por su mejor amigo, que me servirá para explicitarle la posibilidad de que haya personas a las que no les salga gratis el odio recaído en ellas. Veamos.

El amigo encuentra al otro preocupado porque un hijo de su anterior relación se le presentó en su oficina para solicitarle ayuda económica con regularidad. Como tiene compromisos con el hogar y los nuevos hijos, presume que la tal ayuda le va a reducir su capacidad adquisitiva sustancialmente. 
Luego de oírle la quejumbre el amigo consejista le da esta luz:
Como no tienes una holgura económica vas a tener problemas de índole afectivo-sentimental con la ayuda a suministrar.
Por ejemplo: Si el hijo viene a pedirte dinero para comprarse unos tres pantalones, tú aparte de la llorona que le vas hacer recordándole como está la vida de cara y cosas por el estilo, sólo le darás cuando mucho para que se compre uno. Ocurrirá lo mismo cuando venga a solicitarte efectivo. Si te pide 10 millones para adquirir bienes de limpieza personal, tú aparte de quejarte de la vida, quizá puedas facilitarte 3 millones. Lo llenarías de satisfacciones y puntos a tu favor, si hicieras lo contrario:

Lo contrario es que tú en vez de darle unos pantalones les compras 10 con sus respectivas camisas y zapatos y en vez de darle los 10 millones solicitados le das una tarjeta de débito con 100 millones depositados cada mes, el chico aunque no lo notara te iría queriendo de a poco, pero como no va a ser así, tu tienes dos opciones. Una, darle el dinero que puedas según tus limitaciones, lo cual significas que pagas para que te odie, o la otra, decides no darle nada para que el odio hacia ti te salga gratis.

Saber, enterarse, introducir la ley mercantil de que "nada es gratuito" en nuestro sistema de conducta (mental y física) no estaría demás, pues nos estaría ahorrando dispendios numerarios y sentimentales, que después que los mal gastemos, se nos hace muy atrinca recuperarlos. De ordinario nos conduce la no observancia de la ley referida a ruinas personales incalculables por el doble gasto que representa.

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 



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