"CÁLLATE QUE TE QUIERO ESCUCHAR"

 

"CÁLLATE QUE TE QUIERO ESCUCHAR"

   Procura que tus palabras sean dulces y suaves por si algún día tienes que tragártelas. 
(Idea inspirada de Colosenses, 4:6)

Un entrevistador pregunta al divo Salvador Dalí, quien desapareció de su mundo de surrealistas maravillas el 23 de enero de 1989, que qué era para él la conversación. Dalí, militante asiduo de lo estrambótico, le responde que para él la conversación es el acto único donde él es el que habla, y el otro o los otros viven el deleite de poder oírle. Aunque también gustaba que le hablaran, pero no como conversación, sino de que le hablaran contándole mentiras. Las mentiras le deleitaban los oidos y le abría el apetito para comer y beber. Incluso,  cuando viajaba se hacía acompañar de un séquito de aduladores trastornados que eran especialistas en inventar historias. No cobraban nada pues también gozaban de salud económica. Comenta una biógrafa de Dalí, Amanda Tapp, conocida como Amanda Lear para los bajos y altos mundos del hiper-pintor, que el séquito de expertos en mentiras tenían como exigencia de honor de que Dalí en público los humillara y los vejara. 
Lo que deseo resaltar con esto, es que por más que sea atolondrada una relación, tipo Dalí y sus exclusivos mentirosos, resulta imposible evitar comunicarse.
En tal línea de nociones, Eliecer Salesman le recomienda en un libro llamado Secretos para triunfar en la vida, a la gente que quiere ser estimada y solicitada por los demás como recompensa de los esfuerzos hechos por sociabilizar, que le brinde la ocasión a los otros a que se expresen. Al respecto hace esta sugerencia:
CUANTO MÁS VALIOSA ES UNA PERSONA, MÁS APTA ES PARA ESTIMULAR A LOS DEMÁS A HABLAR. CUANTO MÁS EGOCÉNTRICA ES, MÁS SE DEDICA A SERMONEAR.
NO HAY MEDIO MÁS SEGURO PARA QUE LA GENTE GUSTE DE USTED COMO DARLE LA FACILIDAD DE HABLAR.


Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET


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