PASEOS EN EL REPOSO - 17
En lo buscado, lo más técnico hallado sobre el concepto "resiliencia" (pues de la técnica proviene) es esta definición: "La resiliencia es la capacidad de un material de absorber energía elástica cuando es deformado y de cederla cuando se deja de aplicar la carga".
Si nos atenemos a este concepto citado de resiliencia, nos toca aceptar lo difícil que resultará llevar la resiliencia al sistema de la mente de las personas. En consecuencia, aceptar que el "hacerse resiliente" no constituye un tema fácilmente conseguible por intermedio de fuerzas voluntaristas y espontaneistas de nuestra personalidad, sino que es menester, en pos de "hacernos resilientes" en grados aceptables, someternos o adentrarnos en marcos referenciales exigentes con los cuales podamos ir reduciendo el proceder mental contrario a la "resiliencia", que si lo queremos localizar se encuentra por el orden de la desanimación y el amedentramiento.
Planteando esto de otra manera, podríamos preguntarnos ¿qué hay en el ser humano o con qué contaría el ser humano, que le permita emular (en poco o en mucho) la naturaleza de los materiales resilientes de cara a perseguir logros y, por qué no, éxitos que le permitan aumentar cualitativamente sus opciones en el espectro de frentear la realidad interpuesta entre él y la meta pretendida?
El ser humano puede tener algunos haberes dentro de su aparato mental coadyuvantes en las acciones buscadoras de sus objetivos y metas (voluntad, inteligencia, organización, objetividad, etc.), pero todas pueden a su vez caer por tierra si no cuenta de forma sólida, procesada y orgánica con un substrato, con un sedimento de carácter espiritual que le permita a sus recursos (voluntad, inteligencia...) sostenerse ante los impactos de mediana o de máxima contundencia que el mundo exterior le pueda deparar en las acciones buscadoras de objetivos puestas en escena. Tal substrato, tal haber, es la *Moral* . Esto es, que según el ser humano internalice e insume una determinada moralidad, tendrá opción de recomponerse, de reestructurarse y de reintentarse, ante las colisiones que toda acción que busca objetivos y metas va consiguiendo en el camino.
El relato de la resiliencia se valoriza en el espectro de gente (particular o en grupo) aspirante, y bajo cierta seriedad, a algo de suma importancia para la afirmación colectiva o la afirmación personal (título académico, corona de belleza, copa de fútbol, campeonato de béisbol, ascenso profesional…). La otra gente, llamada reactiva, que pacientemente aguarda a que las fuerzas exteriores la mueva y la promueva, puntos como la resiliencia y la proactividad, por ejemplo, del modo más indiferente, le resbala. De forma que la resiliencia es un tema exclusivo para entidades humanas que por no asimilarse a los estatus resignativos dados por la sociabilidad del Dominio, intuyen, y mejor, perciben, que les corresponde exteriorizarse irreversiblemente. Es decir, darse al exterior del mundo de Lo real sin vuelta atrás.
Dentro del contexto de la moral hay demasiadas cosas por referir. De ese contexto extraigo la consabida frase, dicha y oída hasta el cansancio: "Hay que tener moral para reclamar". Extendiéndola a nuestro tema podríamos acotar: "Para ganar (u obtener un logro afirmativo) hay que tener la moral suficiente (bien plantada) para hacerlo".
En las prácticas deportivas, pongamos por caso el boxeo, siempre en la esquina del boxeador que va perdiendo en la pelea, su mánager le tiene frases y hasta fotos de un hijo amado, que al oírlas en sus significativos contenidos o ver el rostro del hijo al que de seguro le hizo la promesa de ganar, le permiten reanimarse.
Continuando con el boxeo, en el primer combate (2/12/18) entre Tyson Fury, inglés, y Deontay Wilder, estadounidense, se pudo apreciar como el retador para el entonces, Fury, pudo levantarse de la lona cuando fue lanzado a ella por la descomunal y despiadada pegada de Wilder (llamado por ese rasgo "el hombre más malo del mundo"). No obstante Fury resilenciándose desde las tinieblas donde había sido enviado, se levantaba repotenciado y terminaba el round ganando o igualando las acciones. Fue tan evidente su recuperación que pese a que cayó en más de una ocasión, los jueces dieron tabla al combate. En el segundo combate (23/2/20) aunque recibió la mano narcotizante del campeón Wilder varias veces, Fury, repleto de moral, lucía inmutable. Demás está decir que esa noche obtuvo la faja de campeón de los pesos pesados en virtud de la alta moral mostrada en combate.
En la próxima entrega me comprometo proseguir con esto. Tocaré lo concerniente a lo que hace que nos desmoralicemos, y cómo mediante casos de la vida política real se llega a los extremos últimos de la desmoralización de un país como Venezuela, que en términos prácticos deja de serlo para convertirse en esos mismos términos prácticos en "un territorio de sobrevivencia"...a secas.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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