EL VALOR DE USO DEL SIGNIFICADO
Los signos, como las mercancías,
son a la vez valor de uso y valor de cambio.
Jean Baudrillard
I
De ordinario el receptor del mensaje (destinatario, oyente, lector) confía en el contexto, general y particular, de lo recibido para decodificar el contenido. Si no hubiera la instancia objetivamente del Contexto (o en su defecto Cotexto), términos ambigüados por la variabilidad de usos (sólo por nombrar: Capital, Papel, Partido, o los nuevos usos en el habla diaria de Brutal, Bárbaro o Bestial) no podrían entenderse dentro de la intención y extensión de los enunciados.
Siendo así, gracias a la función pragmática del Contexto muy difícilmente podrá haber dentro de la existencialidad movible de la práctica comunicatoria, algún vocablo, alguna terminología, que no sea susceptible de ser semantizado con más o menos precisión. Todo es cuestión de tener competencia lingüística para hallar la comprensión de lo extralinguistico, o sea, la comprensión contextualizatoria que nos da la usabilidad de la lengua, de las referencias reales que nos rodean.
Muy adecuadamente lo afirma William Alston en el libro suyo La filosofía del lenguaje: "...el significado de una expresión debe identificarse con la relación entre la expresión y su referente".
II
Pese a que cada constituyente orgánico de las funciones del lenguaje cumple en teoría su específica finalidad, la comunicación en tanto práctica concretizada, no deja de ser un proceso reflejante de la realidad compleja, heterogénea y contradictoria que lo media. Y siendo un proceso mediado o incidido socialmente, la comunicacion no logra, por mucho, solucionar la necesidad de semantizar satisfactoriamente el uso del referencial, sea por adecuación, sea por coherencia, sea por evidencia. Ante, por el contrario, gracias al uso indebido, de los vocablos o palabras, por intención o por desconocimiento, la semántica (vinculación objetiva del significante con el significado) se ha convertido en una referencia dudosa y ambigüada, la cual obliga a someter a duda la mayoría de mensajes que como receptores recibimos. Enseguida colocaré algunos casos para que usted le aplique su propia lógica mental.
III
En teoría Lo posible y Lo probable son términos cuyo referencial consiste en la contingencia. Pero si se trata de establecerles diferencia, radical inclusive, Lo probable supone Lo posible, mas no al revés, ya que Lo probable resulta ser una contingencia sometida al cálculo matemático y a las predicciones teórico-metodológicas, mientras que Lo posible no excede la mera posibilidad. En el caso de la futurología, los abocados a esta disciplina distinguen Futuros futuribles apoyados en posibilidades, y Futuros futurables apoyados en el cálculo de las probabilidades. No obstante, citando un ejemplo, cuando un comunicador social televisivo va a iniciar su programa, ajeno a esta distinción, al agradecer al personal que lo acompaña (camarógrafos, luminitos, productor, etc.) selecciona la palabra Posible para elaborar la expresión: "Y gracias a la gente que ha hecho posible este programa", desechando la palabra Probable puesto que en apariencia Probable carece del peso descriptivo que sí contiene la palabra Posible. Para este caso habría más rigor semántico si se dijese: "Agradezco al personal que permite que este programa se dé o se realice (o se materialice)".
Otro caso de imprecisión semántica se halla en la letra del Himno Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. En nuestro himno se recurre al concepto "Nación" para significar cuando mucho un sueño, pero nunca para designar un hecho real. Me refiero a la estrofa donde se afirma en positivo sin serlo que "la América toda existe en nación". Algún habitante de Alaska, por decir lo extremo, que oiga esta afirmación, pudiera asumir que la América completa es una nación.
Un último caso. Este caso remite al uso muy romántico del sustantivo "Unión". Habitualmente se cree por no semantizar bien el alcance de "Unión", que el deporte Une a los pueblos. No, el deporte no une a nadie. El deporte logra, y esto lo recalca el narrador en off del programa Vista Mundo de Globovisión (sábado 20.4.24) al referirse a los Juegos Olímpicos Francia 2024, que los pueblos se encuentren en las Olimpíadas para combatir entre sí no bélicamente. Ni siquiera el equipo de fútbol de una nación logra unir a un país. Cuando mucho el equipo, si es que hace un desempeño destacado en algún evento de importancia, logra reunir en algún sitio a la gente que lo quiere ver en directo.
Cuando se utiliza "Unión" en la Organización de Naciones Unidas se llega al colmo del uso deficiente del vocablo. Esa instancia mundial de naciones al ser el esquema del Poder planetario (hegemonía de las cinco superpotencias triunfantes de la última guerra mundial) lo menos que se puede dar es que naciones sometedoras y naciones sometidas logren algún vínculo orgánico-unificador entre ellas.
Desde luego, hay muchos más casos en nuestro lenguaje que expresan la ambivalencia semántica con que los usuarios actualizan las realidades intransparentes y veladas a través del deficiente manejo de los elementos que constituyen el signo lingüístico. Más adelante, en nuevas entregas, seguiré con este enigmático meollo.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
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