PASEOS EN EL REPOSO - 48

 


PASEOS EN EL REPOSO - 48

Entre sus privilegios el Poder tiene la facultad de engañar. De fabricarle al colectivo y específicamente al colectivo humano que lo sigue conciliándose con todo lo emanado por él, la racionalidad básica instrumental, con la cual pueda sostenerse y reproducirse en tanto Poder. Una vez instalada la racionalidad necesaria, el Poder operará con la eficiencia y con la eficacia que lo determinarán mientras ostente ese rango. Al Poder político le acontece lo mismo que a los varones con poder sobre una mujer. Mientras ejercen el poder la pueden engañar, y en la medida en que van perdiendo el poderío, también el poder de engañarla cada vez es más débil. Al extremo de que la mujer que todo lo creía a pie juntillas, ya no le creé nada. Hay una mujeres que para que no se le capte la indiferencia ante el otrora poderoso, le disimulan que aún le creen.
Si no fuera por el desgaste del Poder, los pueblos eternizarían a sus hegemones. Pero como el desgaste es objetivo al Poder, es una variable incontrolable, también los pueblos sumisos abandonan esas racionalidades que en tiempo inicial, los sedujeron. Para que acontezca la des-seducción, el colectivo humano sometido a la fidelidad ante un Poder, o la persona en particular quien ha vivido de los embustes de su sometedor, requiere de la aparición estructural de un nuevo seductor. Si no lo hay, el colectivo o la persona, se hacen de la vista gorda.
En el libro De la seducción , Jean Braudillard afirma: "A la masa ya no hay que seducirla, ella se autoseduce a sí misma". Este fenómeno, desde luego, hace de los poderes, laberintos subreales, difíciles de explicitar. A veces ni los poderosos entienden su poder. El mismo autor pero en otra obra (La izquierda divina) señala: "El poder no existe. El poder se simula". En ese sentido, cuando usted vea al hombre del Poder rodeado de escoltas, guardaespaldas, limusinas, sirenas, televisión, secretarias, etc, ya sabe que lo que está siendo es simular el Poder. Con tal simulacro contenta y anima a la masa humana que cree en esas cosas.

Por último, no me quiero despedir sin citar unas frases de Federico Nietzsche acerca del tema referido. Son corticas, incluidas en un libro también cortico (El anticristo). Nietzsche reconoce que "A los que sufren hay que sostenerlos mediante una esperanza", a través del "poder de entretener al desgraciado".
Vio que corticas eran las frases.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


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