CAÍN, EL MARCADO
"Andarás errante y vagabundo sobre la tierra".
La Biblia. Génesis 4:12
Un astrólogo hablándole a un cliente acerca de la Biblia, ya fuera de la privacidad de la consulta, que es un libro que se puede leer desde variados ángulos: el esotérico, el astrológico, el numerológico, el cabalístico, el religioso, el místico... Y siendo así, la gente que lee el libro de manera ordinaria, sin ninguna pretensión más allá de la mera curiosidad, muy difícilmente extraerá de sus contenidos algo útil para la común vida.
Debe resultar muy escabroso para un lego aficionado a leer Lo raro, enfrentarse con los textos bíblicos, pues están signados por antagonismos conceptuales (y hasta redactivos) que hacen muy difícil una sana comprensión de lo ahí leído.
Alguien no advertido de tal signación, pudiera enrevesarse tanto que su pensamiento al no contar con un hilo conductor expedito dado por las narrativas bíblicas, caería en elucubraciones fuera de los contextos inteligibles.
He aquí algunos ejemplos:
-Jehová manda a Moisés a hablar con Faraón para que éste dejé salir a sus paisanos, los paisanos de Moisés, pero yendo por el camino, en una posada, Jehová se le aparece para matarlo (Éxodo 4:24).
-Finalizado el diluvio regenerador, Jehová se compromete a más nunca destruir nada viviente como lo hizo al ahogar todo lo vivo con su poder (Génesis 8:21). Pero más adelante profetas como Joel y Amós, al igual que el mismo Jesús, hablan de otro "fin de mundo". Amós lo llama "el día de Jehová" (Amós 5:18). Jesús habla del fin como señal inequívoca de su segunda aparición en la escena de la tierra para "el juicio final".
-En el Antiguo Testamento toda la violencia, la sangre y las guerras se debe, pese a que hay gente excepcional, a las almas perdidas de los pecadores desobedientes de la palabra de Jehová. Empero en el Nuevo Testamento se leé en Juan que antes de Jesús no había pecado. El pecado surgió según el Apóstol porque Jesús vino y al venir Él ya nadie podrá excusarse. (Juan 15:22). En el mismo Juan se afirma que nadie jamás vio Dios (1:18). No obstante en Génesis 32:30 se afirma que Jacob vio a "Dios cara a cara". También Moisés lograba verle la cara a Dios (Éxodo 33:11). Esto se contradice en el mismo capítulo en el versículo 20 cuando leemos: "No podrás ver mi rostro...".
Demasiadas son las incompatibilidades que yo por razones de espacio y de ánimo no citaré aquí. Pero antes de tocar la más estridente de todas, quiero nombrarles un autor que basándose en diferentes fuentes llega a la conclusión de que Judas fue el "discípulo más amado" por el Mesías. Me estoy refiriendo a Émile Gillabert. El autor en su libro "Judas traidor o iniciado", quizá como producto de las inconsistencias halladas hace todo un tratado para persuadir a sus lectores de que "¡Jesús y Judas son Uno!". Sin duda alguna ponerse alguien a ahondar por alguna causal los textos llamados "sagrados" aunque no lo quisiera, pudiera llegar a referencias y a opiniones asombrosas como consecuencia, repito, de la contradictoriedad de lo leído.
Un planteamiento parece estridente, o toma ese matiz, en tanto y cuanto colisione con ideas, nociones y significados, digamos, aceptados y establecidos. Casi al punto de considerársele inamovibles, verbigracia el caso de Caín, personaje bíblico de carácter negativo en el mismo rango maldito en que está la Bestia 666, Herodes, Archelao, Judas y la Serpiente tentadora. La tradición religiosa judeo-cristiana, independientemente de la corriente seguida, (nos) presenta al personaje como un ser abyecto y ruin. Rayano casi con lo rastrero. Y agregar alguna referencia distinta a esa fama negativa de Caín, a todas luces, dentro de las comodidades conceptuales, resultará una imprudencia de quien osare hablar bien de semejante sujeto.
Me interesé en el personaje de Marras leyendo en los 70' al Demian de Hermann Hesse. Hess, como todo pormenorizado observador, ofrece una visualización de los caínes, de la secta caínita, como una tipología de personas de naturaleza recia, que por inspirarle respeto a los demás, por sus rostros, por sus seriedades y conductas verticales, son alejados y aislados. Demian, Sinclair y Eva constituyen una trilogía de personas que al llevar la distinción de Caín en sus rostros, nadie se atreve a intimar con ellos, y ellos a su vez nada más se reúnen a solas para hablar de sus soledades, ahuyentando a los otros quienes suelen vivir y morir según las pautas emanadas de la matriz-mundo hegemónica.
Al principio pensé que era una exageración de Hess en torno a Caín, pero menos mal que tenía una pequeña Biblia a la cual recurrí (ojalá usted haga su lectura si tiene una a su alcance). Y sí, en realidad, Hesse tenía razón: Caín era un Hombre de respeto y respetable. De respeto y respetable habida cuenta de que no negó su acción criminal ante Dios, cosa que sí hizo la pareja paterna en donde uno culpa al otro y el otro culpa a una serpiente.
Dios para que nadie se meta con él lo distingue con una señal y si no se le respeta será castigado siete veces. La figura de la "señal" no nada más aparece en el versículo 15 del capítulo 8 del Génesis. Además, para hacerlo entendible, la Biblia remite a Ezequiel 9:4. Ahí en el versículo hallamos que Jehová indica ponerle "...una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de las abominaciones". Los demás hombres sin señal se les castigará. Ezequiel a su vez nos manda a Apocalipsis 7:2 y 3. Cito: "Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz a los cuatro ángeles, a los cuales les era dado hacer daño a la tierra y a la mar. No hagáis daño... hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes".
Ahora me pregunto: ¿Por qué esa distinción? ¿Será porque son gente brava que no transigen con nadie?
Bueno, la misma Biblia nos da una pista de quienes fueron los caínes. Veamos:
Se podría asumir que siendo Caín un maldito, de él y de los suyos emergerían todas las modalidades de hacerle mal a los demás, a la par de la aparición de todas las modalidades para degradarse uno como persona. Nada más lejos de los hechos narrados en la Biblia relativos a la "descendencia de Caín".
Ahí, finalizando el capítulo 3, encontramos que Caín, habitando el oriente del Edén, tuvo a su hijo Henoch y edificó una ciudad llamándola Henoch, sin ninguna alusión a poderes divinos. De los descendientes apareció Lamech quien se enfrentó sentimentalmente a dos mujeres: Ada y Zilla. Cada una de ellas le brindó dos hijos. Con Ada tuvo a Jabal y a Jubal.
Jabal fue un hombre práctico y se dedicó a edificar ciudades y a la cría de ganados. La Biblia lo llama Padre de los que hacen tiendas y se ocupan del ganado. Jubal por su parte, desarrolló la sensibilidad artístico-musical y creó música. Es llamado por la Biblia el Padre de los que manejan arpas y órganos. Con el varón que Lamech tuvo con Zilla (tuvo una hembrita llamada Nohena), de nombre Tubal-Caín, las artes metalúrgicas aparecieron con él. Tubal-Caín lo designa la Biblia como el Padre de los que acicalan metales.
De forma, pues, que habiéndole comunicado estos puntos, quizá ya usted lo sabía, deseo abrir una posibilidad no de debatir, sino de ayudar un poco a desmontar esa cantidad proverbial de incoherencias que habitualmente tropezamos aquellos que de vez en cuando ojeamos o miroteamos la Biblia, para buscar en ella alguna pista que nos ayude a caminar en las sombras.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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