MECÁNICA OPERATIVA DE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL.

MECÁNICA OPERATIVA DE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL.

MECÁNICA OPERATIVA DE LA PROBLEMÁTICA SOCIAL


"Queremos algo que ahora no tenemos, desarrollamos estrategias para protegernos, y de este modo no solo engañamos a los otros, sino también a nosotros mismos". 

Philippe Rothlin-Peter Werder (Boreout. Recupera la motivación).


Hay ejemplos de circularidades, de repeticiones de lo mismo, en los que el "eterno retorno" (nietzscheano) se refigura bajo el influjo de la repetitividad, en "eternos comienzos", haciendo que los sujetos que retornan a lo mismo, agarren nuevos bríos para empujarse de nuevo a hacer, infinitamente lo que ya hicieron.

De los ejemplos puedo tomar al mitológico Sísifo, descendiente de Prometeo y padre de Odiseo. Habiendo demostrado a los dioses y a los hombres su superior astucia (robaba y nadie lo podía robar, pudo encadenar la muerte (Tánato) para que no matara y burlar a Hades, saliendo muerto de los infiernos, etc), Zeus lo castigó haciéndolo subir eternamente una gran roca que jamás subía, a una elevada montaña. Castigo sólo conseguible porque, aunque siendo astuto, no percibía ni constataba a lo largo de la cuesta, si llevaba o no llevaba la roca. Independiente a eso, el sufrimiento por cargar a cuestas un objeto -imaginario o real- Sísifo lo sufría por igual. 

Hay también el ejemplo de los "Monos de Kipling" (Rudyard kipling, autor de El libro de la selva y de Kim). Estos monos, se relata, que ellos querían organizarse, elegir un Jefe y redactar leyes para vivir mejor, pero cuando iban a comenzar a hacerlo, todo, de un momento a otro, se les olvidaba y retornaban a sus vidas de monos.

En esa misma búsqueda de hacernos ver las repetitividades con las cuales en algún grado y en alguna forma, nos reproducimos (en vicios, en prejuicios, en fanatismos, etc), encontramos a autores de la talla de Frank Kafka (El proceso), de Gabriel García Márquez (Cien años de soledad), de Juan Rulfo (Pedro Páramo) y de Milan Kundera (El libro de la risa y el olvido), para sólo nombrar algunos. En sus narrativas ellos exponen esa tendencia casi meta-real, casi propio de un más allá humano, de reiterar situaciones y entornos en los que las cosas materiales y espirituales, alejadas del tiempo expansivo, se concentran en moldes temporales restrictivos, impedidores de acciones con las que se pueda vencer el circuito pétreo de moverse en lo idéntico, siendo ahí, en la restricción, el hoy una reproducción exacta del ayer, bajo la sensación surrealista de estar viviendo un presente perpetuo que engatusa a reiniciarse nuevamente .

Comentaba el alegre Kiko (Kiko Bautista en su programa televisivo Kikosis, 5/11 19): "Ni la derecha ni la izquierda latinoamericana le han resuelto los problemas a la gente". Y no han resuelto nada, ni lo resolvieron, debido a que los sempiternos problemas que sirven de marco caracterizante a los países de la región (populismo, alto costo de la vida, inseguridad, desempleos, corrupciones administrativas, sistemas educativos ajenos a los retos científicos, mesianismos...) terminaron siendo a la larga, los componentes funcionales que precisan las clases gobernantes (llamadas ahora "las derechas" y "las izquierdas" en la simplificación de sus prácticas demagógicas) para el mantenimiento reproductivo de sus respectivas cuotas de poder, poder vinculado, desde luego, a los tentáculos supranacionales de los poderes mundiales imperantes.

En Venezuela, para ilustrar un caso, ninguna de las administraciones habidas en la era post-Pérez Jiménez, pudieron resolver el asunto de los huecos en las carreteras y en las vías urbanas. Todo el dineral consumido en esos gastos infraestructurales muy poco ha servido, pues los huecos y agrietaciones viales a escasos meses (a veces semanas) de ser reparados van apareciendo otra vez. No hubo, y quizá no haya, ningún equipo técnico capaz de evaluar la calidad del material pavimentado, cuestión que al ser echado la carpeta nueva, ésta sí garantizará la máxima duración conseguible. Es tan mal preparado la mezcla de cemento a nivel nacional, que la mayoría de los edificios le crecen hierbas y planticas en las azoteas, amen de las calles y avenidas. Pongo este caso tan elemental para poder hacer esta interrogación: ¿Si una gente en situación de gobernante durante tantos años no pudieron enfrentarse con éxito al reparo de las vías, cómo podrán enfrentar con éxito problemáticas de mayor envergadura como son los casos de una inflación con ribetes descomunales o sacar de la quiebra un complejo productor de petróleo como es PDVSA?

Y así como Venezuela pudo hallar la fórmula mágica para insertarse en pleno a los ultra-falsos metafísicos de los eternos retornos y de los consiguientes eternos comienzos, el resto de los países parecidos a Venezuela -ojalá haya excepciones- de alguna manera u otra, igual han conseguido sus fórmulas mágicas que los sostienen, en el mejor de los casos, en el mismo punto de partida. Al punto que sí en los años 50', buscando una fecha bien atrás, calificaban como "países subdesarrollados y tercermundistas, aún, bastante adentrado el siglo XXI, se les puede llamar con esas denominaciones socioeconómicas. Es más, muchos de estos países incursionaron en el siglo anterior inmediato transcurridas décadas del siglo. Venezuela, por virtud del boom petrolero, dijo "presente" en el siglo XX a mediado de la década de los años 20'. Y debido a la quiebra de PDVSA, la producción de la estatal se parece a lo producido en los años medios de la década de los 40' de ese siglo.

Hay muchos teóricos e investigadores preocupados por la suerte de los países imposibilitados para el despegue material-productivista a causa de que son gobernados por políticos que en tanto seres humanos, económica, administrativa y gerenciológicamente no están aptos para poner a sus gobernados, quizá por lástima hacia ellos o quizá por vivir a expensas de ellos (o probablemente por ambas razones y eso les genera trastornos existenciales) de frente a los retos que la civilización científico-técnica le impone a las naciones en general y a las unidades familiares en particular. 

Uno de estos teóricos es el argentino Andrés Oppenheimer, quien en una emisión del programa que le pasa CNN los domingos, trató el tema de las exuberantes diferencias entre los "Países de punta" y los "Países atrasados". Oppenheimer se va a los cimientos con que es construido el rascacielos de las miserabilidad latinoamericana. Es decir, toca el proceso educacional. El teórico esto dijo -y con la cita finiquito esta entrega-:
"En América Latina no hemos terminado de entender que estamos en la "economía del conocimiento", donde el trabajo mental vale cada vez más y el trabajo manual y las materias primas valen cada vez menos. En América Latina la calidad educativa se está quedando cada vez más atrás. Mientras los países asiáticos - puso él por caso-están obsesionados por la méritocracia y el futuro, en América Latina estamos obsesionados por la ideología y el pasado".

Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET 


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