DESTRUCCIÓN CREATIVA
"La globalización, la liberalización y la digitalización están convirtiendo el mundo entero en una versión moderna del bazar de Estambul".
Alan Murray
La riqueza de la nueva economía.
Muy pocos son los conceptos en economía que como este (Destrucción Creativa) ponen de relieve la dialéctica macabra de los procesos productivos, los cuales, entre tantas paradojas, encontramos la destrucción. O sea que un proceso productivo (o un conjunto de procesos orientados a producir) se mide y se evalúa no tanto por lo que produce en cantidades y calidades de bienes y servicios, si no por lo que destruye o pueda destruir a su paso constructor.
Es decir que en proyecto de índole creadora, para que sea tomado en consideración, debe presentar aparte de lo que va a generar como nuevo, lo que va a destruir. Lo que va a ser destruido a partir de los logros obtenidos por el proyecto, pasaría inevitablemente a la categoría de obsoleto, de que su tiempo económico ya quedó atras.
Por eso es que en las economías competivistas, el competivismo que las alienta, presenta luchas de tanta agresividad para no ser desplazado o desplazar, que muchos teóricos aplican a esta dialéctica infernal, el nombre de "guerra económica", la cual como guerra pone en enfrentamiento por ejemplo, a las marcas (de gaseosas, de neumáticos, de partidos políticos), o a los propios países en su búsqueda de alcanzar buenos lugares en los rankings de productividad, de cientificidad y de liberalidad económica para ser visto así como países de punta.
Este término (D.C.) en la historia económica lo tocó por primera vez el sociólogo y economista Werner Sombart, escritor de El burgués, pero quien lo popularizó en occidente fue el austríaco Joseph Schumpeter en un libro que escribió en 1942 llamado "Capitalismo, socialismo y democracia".
Finalmente podemos decir que toda actividad económicamente destructiva debe fijar en sus proyecciones qué nuevo bien o qué nueva generación de servicio acarreará; qué metodología innovadora ofrece; qué mercados inexistente aperturará; qué fuentes energéticas emergentes le servirán de apoyo y qué monopolios o posicionamientos mercadológicos se vendrán abajo si sus miras se cristalizan.
Para entender críticamente las economías atrasadas, atrasadas bajo la lógica de la destrucción creativa, verbigracia las economías latinoamericanas, hay que abordarlas dentro de la circularidad con que se mueven. Sin importar el tiempo que tengan esas economías es muy poquito, por no decir nada, lo que destruyen. Para ellas, para esas economías tan empobrecidas y tan empobrecedoras, pasan las décadas y más décadas -hasta siglos algunas- y siguen ahí, paradas, detenidas en la intemperie del tiempo económico, viviendo sus gentes de lo que Dios, o Satanás, les dejó en el suelo, tal vez esperando que fuerzas foráneas vengan a destruirlas. Esto es, vengan a crearles nuevas economías.
Ílmer Montana.
Pregado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
Magíster en Gerencia UNET
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