FANS DE FÁBULAS (V)
"Se nos empuja o se nos encadena a lo largo de toda nuestra vida".
EDWIN BISSELL HOLT
"No es posible guiar a los hombres hacia lo bueno; sólo puede guiárseles a algún lugar".
LUDWIG WITTGENSTEIN
1
Cada vez que un grupo humano se congrega para tratar un asunto o varios asuntos del interés del grupo, independientemente de la edad civilizatoria histórica (edad antigua, medioevo, moderna, post-moderna...) e independientemente del número de participantes y de la naturaleza del grupo (familiar, laboral, deportivo, cuerpo colegiado, etc.), tal congregación se da en el marco de lo práctico, simple y llanamente porque hay instituciones pre-dadas que permiten vehiculizar y hacer expeditiva la congregación. Y según sea la estructura y funcionalidad de lo instituido (como lenguaje, como economía, como normatividad...) las expectativas de los participantes serán satisfechas en mayor o menor grado. Esto por un lado. Pero por otro lado, para que en una vida humana inserta en los avatares de la existencialidad, asuntos como la pobreza, la corrupción, la esclavitud sexual, la guerra, para citar unos asuntos puntuales muy visibilizados en el mundanal de vicisitudes extremas, todavía no se han podido resolver, debe ser debido a que las fuerzas sociales que se han reunido para tratar esos y otros asuntos a lo largo del despliegue del tiempo, no han contado con una realidad institucional cónsona con la gravedad de los asuntos. Tanto que tales asuntos pertenecen desde la oscuridades del tiempo al nicho de lo sempiterno, o si se acepta, a las tareas sempiternamente pendientes.
2
Nos resulta bastante incómodo la idea de que la vida social en lo rigurosamente humano, prosigue siendo igual -o quizá hasta peor- a los tiempos cuando Adán y Eva andaban por ahí viviendo desnudos cual orates.
Esta idea o esta triste reminiscencia, tomada bajo el carácter de referencia de nuestra deficiente e insuficiente evolución humana (en los planos de las humanidades, de lo espiritual y de lo estético), ha sido expuesta en variedad de maneras.
Buscando serle explícito en este aspecto, citaré la visión del psicólogo y filósofo social Burrhus F. Skinner acerca de nuestra pobre evolución humana, la cual (nos) ha imposibilitado hacerle frente exitosamente a los asuntos inherentes a nuestro humano vivir. Lea, por favor, esta observación meticulosa de Skinner:
La física y la biología griegas tienen hoy día tan sólo un valor histórico y a ningún físico o biólogo contemporáneo se le ocurriría buscar en Aristóteles la solución a cualquiera de sus problemas. Sin embargo, los diálogos de Platón son lectura obligada para los estudiantes, y se les cita con frecuencia como si dieran luz esclarecedora para explicar la conducta humana actual. Muy probablemente Aristóteles sería incapaz de entender una sola página de cualquier tratado actual de física o biología, y, en cambio, Sócrates y sus amigos tendrían muy poca dificultad en seguir cómodamente la mayoría de las discusiones contemporáneas concernientes a nuestro problemas humanos". Dicho en términos desgarradores, durante milenios y milenios los seres humanos en los intereses por resolver su problemática humana están igual a como estuvieron los precavernícolas y los cavernícolas, los antiguos y los post-antiguos.
En lo atinente a los modernos y los postmodernos de hoy con toda la psicodelia teorético-conceptual con que abordan la humana realidad (la "micro-física del poder", "todo lo sólido se desvanece en el aire", la "vida líquida", "la sociedad del cansancio"...), se encuentran tan atrapados y empobrecidos como estuvieron sus antecesores. Al punto que si Sócrates, Platón, Tales, Cicerón, Trásimaco, etcétera, salieran de sus nadas a predicar sus visualizaciones tocantes a la naturaleza humana y las respectivas estructuraciones destinadas a que esa naturaleza se exprese, conseguirían tantos adeptos que por necesidad estratégica se verían obligados a fundar instituciones político-doctrinarias para complacerlos, y de ese modo experenciar de nuevo, aun no pretendiéndolo, la alucinante ilusión del "eterno retorno a lo mismo".
3
Si la naturaleza humana -llamada segunda naturaleza- se nos presenta reacia a ser transformada, presentando como fehaciente prueba que al margen de cualquiera sea la conformación con que se presente la realidad social, lo humano reitera una y otra vez los problemas básicos, pareciendo, debido a la tendencia de repetirse el conjunto básico de asuntos problemáticos, de que la naturaleza humana está condenada a contenerlos indeterminadamente, cabe interrogarse a secas ¿por qué así?
Cualesquieran sean las respuestas vitales, el punto de la institucionalidad se nos coloca como insoslayable, puesto que todos los esfuerzos que se han hecho para atacar la problemática básica (problemática que de acuerdo sea la complejidad de la vida humana en el tiempo de su despliegue, va aumentándose cada vez más cuantitativa y cualitativamente), de ordinario se gestionan desde la institucionalidad. O para precisar, desde determinadas instituciones específicas, levantadas para acometer también problemas humanos específicos.\ Por ejemplo: buscando combatir las inmoralidades del espíritu se levantan las iglesias. Para hacerle frente al consumo de estupefacientes se presentan las instituciones antidroga. Para batallar contra el desconocimiento de los derechos del niño y del adolescente surgen instituciones tipo UNICEF, etc., etc.
No obstante haber para cada asunto humano problemático su correspondiente institución cuya misión, visión y función es luchar por resolverlo, la problemática, y repito, cuantitativa y cualitativamente avanza en una linealidad exponencial.
En la próxima entrega me encargaré de desentrañar el carácter perverso y vicioso del componente institucional, el cual es facilito de comprender, pero para lidiarlo la humanidad o la gente abocada a ello, al día de hoy, ha salido con las tablas en la cabeza, casi rotundamente.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET
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