REFLEXIVAS (XIII)

                                                                                    

REFLEXIVAS (XIII)

Enseguida le ofrezco algunas ideas de personas titánicas que pensaron la vida y se pensaron en ella. Ese doble esfuerzo se debe valorizar en intentos breves como este.

1

Desde que leí esto en una novela:

"Hablaba con la seguridad de las personas inseguras", comencé a percatarme de que la "seguridad", esa sobrevalorada "seguridad" que tanto atractivo contiene para quienes la adquieren mediante pólizas de seguro de todo tipo, también se puede adoptar como postura -o impostura- conductual. Y es en tanto postura que la "seguridad" nos daña la existencia, habida cuenta que la duda y lo incierto constituyen imponderables difíciles de enfrentar con posturas o imposturas.

El psicoanalista Erich Fromm, asentado sobre ese principio hace este aporte:

"... el fin del desarrollo psíquico es ser capaz de soportar la inseguridad". Es decir, usted o yo mostraremos y nos mostraremos psíquicamente con cierto nivel de desarrollo, según toleremos la carga de lo inseguro. Lo inseguro en lo externo y lo inseguro portado a nuestro interno. Eso conforma una actitud psíquica sensata, pero Fromm reconoce este acuciante, nada desdeñable:

"Tratamos de vivir sensatamente, sin saber cómo". Y es justo en esto donde reside el origen de nuestros equívocos personales; consumimos esfuerzos mentales y cantidades de tiempo útil en apropiarnos teóricamente de una modalidad de sensatez que al ponerla en práctica no puede con las inseguridades que merodean implacablemente gran parte de la existencia que nos tocó desenvolver.

2

Relativo al anterior meollo, se me ocurre esta consideración:

En la medida que más prolongue y complejice su vida, la Humanidad será más incierta y menos segura de nada. La única sabiduría que nos podría acompañar, con deficiencias, claro, sería la sabiduría de lo incierto.

3

De tanto ver mininos por las RR.SS. masivas, se nos han hecho familiares sus andanzas y habilidades. Gentes de enormidad humana como Einstein o como Borges salen fotografiados con sus amados mínimos.

Me llama la atención que un filósofo (sociólogo y semiólogo) del pensar duro como Jean Baudrillard le haya dedicado al minino una significatoria referencia en unos de sus excelsos libros: Cool memories. Lea, por favor:

"Una movilidad maravillosa, encantadora, una presteza aérea: el gato. Cualquier seducción es felina. Es como si las apariencias comenzaran a funcionar por sí solas y a encadenarse sin esfuerzo.

Felinidad de las apariencias. En ellas, nada se desencadena, todo se encadena. Pues la felinidad no es más que el encadenamiento soberano del cuerpo y del movimiento".


Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

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