DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (XV)
Read post
DA RISA PERO SIN GANAS DE REÍRSE (XV)
"Este mensaje del Día del Padre va dedicado a todos los niños de Venezuela, no porque esos niños tengan hijos, sino porque algún día esos niños serán padres".
Inicio de un comercial de radio a mediados de los 70's; comercial hecho para una marca de camisas por uno de los enormes locutores del planeta que tuvimos la suerte de que nació y locucionó aquí: EDUARDO MORELL (1929-1993).
Hay un adulto-mayor que lo primero que vio al abrir su dispositivo móvil en la fría mañana del domingo 15.6.25 (había llovido casi toda la noche), fue un WhatsApp de una una muchacha que él dejó de ver a finales del siglo XX o al inicio del XXI, iniciando ella la vida de estudiante universitaria. La muchacha quien por el tiempo transcurrido debe detentar unos 45 años, más o menos, le envió unas palabras alusivas a su papel de padre.
Luego de leer y sentir las palabras, el tal adulto-mayor le respondió por el WhatsApp algo que yo seguidamente se lo doy a conocer, debido a que él me dio permiso para hacerlo.
Léalo; le aseguro que la respuesta es cortica.
También para ti, "¡Feliz día de el Padre!" "Feliz día de el Padre" aun siendo mujer.
Me explico:
Por no haberlo olvidado bien, creo, en la difusidad de las imágenes de más de 25 años, que tienes mínimamente un descendiente.
Creo que dejé de verte estando embarazada.
Siendo así, también te toca mucho de este día. Cuando se es madre, soltera o con acompañante, se es también Padre. A veces hay que serlo con la misma pareja de uno.
Esto lo digo porque desde el inicio de mis contactos afectivos con femeninas hasta la finalización de los contactos, además de pareja sentimental fui el papá. Todos esos contactos me corrieron de sus vidas, te notifico, para darse el postín, digo yo, de hacer lo que el psicoanálisis trabaja y analiza: "matar al Padre".
En esa línea que te planteo, sólo hubo un contacto que no me dejó, sino que yo una buena mañana, mientras ella dormía, me le perdí para siempre. Quizá me esté buscando todavía.
Ese contacto femenino tomó muy en serio eso de que yo era su Padre, al punto de llegar a dos extremos: Uno de decirme "Apá" y el otro, de solicitarme de que cuando hiciera cosas estúpidas, como por ejemplo, despilfarrar el dinero en objetos no útiles ni para el cuerpo ni para el alma, la sobara, bien con una correa, bien con un cable. Es útil agregar, que ambos objetos ella los compró, y me los quiso regalar justo un día como hoy: el Día del Padre.
Ílmer Montana.
Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET