LO INESPERADO NO TOCA LA PUERTA

 




LO INESPERADO NO TOCA LA PUERTA 

Kristeva cita a Marguerite Duras (novela L'amant):
Con Duras tenemos la locura a plena luz: 
"Me he vuelto loca en plena razón".
JULIA KRISTEVA. 
Sol negro, depresión y melancolía.


La realidad metodológicamente hablando, no es complicada. Metodológicamente la realidad se nos ofrece bajo la condición de compleja. De ahí surge la necesidad de usar metodologías de investigación complejas, capaces de abordarla y con ello producir conocimientos científicos útiles. 
Cuando esto no ocurre así y la realidad, por circunstancias y condiciones ajenas a una persona en particular, que para nada la está buscando y mucho menos investigando, se le devela en algún grado y en alguna proporción en su inmensa complejidad, por alguna razón o por alguna eventualidad, esa persona no preparada para recibir el impacto de Lo real, tiende atónitamente a perder los muchos o pocos estribos o apoyos mentales, con que humanamente ha contado hasta la inaudita aparición no buscada y no esperada.
A partir de ese momento la persona comenzará a registrar en sus conductas, tanto a su interno como a su externo, peculiaridades específicas, que por un lado, no las entiende, y por otro lado, no puede evitarlas.
Lo anterior descrito lo hago por esos innumerables acontecimientos protagonizados por individuos fuera de control en donde ocurre lo inesperado, como por ejemplo, un abuelo violando a su nietecito que le dejaron cuidando, o una madre, poseída por las complejidades que se le adhirieron a su vida, le proporciona tantos golpes a su niñita de pecho que amamantaba, que la asesina. 
El último caso en este tenor de macabrosidad extrema, lo protagonizó estelarmente el ex-policía Panya Khamrab en Tailandia, quien no pudiendo con tanta realidad en su cerebro, perpetró una de las masacres más pararoxísticas de las que se tienen noticias, al aplicarles su "justicia negativa" a seres desconocidos para él y a dos personas que quizá cuando era "normal" llegó a amar, como son su esposa y su hijo; también su "justicia" sin miramientos, se la aplicó a sí mismo.
Si alguna moraleja podemos extraer de esos fenómenos estrictamente humanos, pudiera estar por los perímetros de la autovigilia personal. Vigilar lo de afuera de uno mismo y vigilarse dentro de uno mismo, cuestión de que los roces que pudiéramos tener con la realidad inconscientemente tan temida, no nos devaste como sí lo ha hecho con tantas mujeres, varones y muchachos a lo largo de nuestra humana historia.

Ílmer Montana.

Pregrado en Literatura ULA y
Magíster en Gerencia UNET

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